La deuda de Los Luthor. - Supercorp

Es cosa de hormonas.

Kara.

Me senté en el sofá, observando a mis tres pequeños disputarse ferozmente por el control remoto como si fuera el último juguete de la tierra. Lutessa había logrado arrebatárselo a Lori, quien se cruzó de brazos y lanzó una mirada que decía "me vengaré". Mientras tanto, Liam, completamente ajeno a la batalla campal, estaba en su rincón con un libro de biología para niños, absorto en las páginas llenas de esquemas coloridos. Kripto, el perro, agitaba la cola contra el suelo como si intentara calmar el ambiente.

—Chicos, necesito que escuchen un momento —dije, intentando sonar seria. Lutessa puso los ojos en blanco, pero obedeció, arrastrando a Lori a regañadientes. Liam apenas levantó la vista del libro, como si estuviera evaluando si mi petición era lo suficientemente importante. —Liam, ven aquí también, por favor —susurré, esbozando una sonrisa que esperaba no pareciera tan desesperada.

—¿Es por qué mami Lena está enojada con todos? —preguntó Lutessa, rodando los ojos con ese puchero dramático que había perfeccionado recientemente. —Hasta Kripto está todo el día aplastado en el suelo porque ella le gritó. —Hizo una pausa, indignada—. ¡Dijo que su cola hacía mucho ruido!

—Sí, Lu, es por eso —dije con suavidad, aunque por dentro me preparaba para el torrente de quejas. —Mami Lena está en la etapa final del embarazo, y eso significa que el bebé la cansa mucho. Por eso está más irritable... un poquito más irritable, nada grave, ¿no? —Intenté sonreírles, pero sabía que no había convencido a nadie, ni siquiera a Kripto, que ahora estaba ocultando su cola bajo el sofá.

Lori levantó la mano como si estuviéramos en clase, lo cual era algo nuevo desde que Lena había entrado en modo "dragón furioso". —Pero mami Lena está muy, muy enojada, mami. Nos regañó por dejar nuestros juguetes cerca de la cocina... ¡y no estaban en la cocina! —protestó, con la precisión de un abogado defensor. —¡Estaban solo cerca!

Lutessa asintió enfáticamente. —Y dijo que mi dibujo no estaba bien. A ella siempre le gustan mis dibujos —añadió, abrazando a Kripto, quien se dejó caer sobre su regazo como si entendiera la frustración artística de su dueña. —Ahora ya no quiero mostrarle nada, porque me juzga mis hermosas creaciones.

—Kripto no le ha hecho nada, pero mami Lena lo empujó porque estaba ladrando. Es un perro, los perros ladran —murmuró Lori, mientras acariciaba las orejas del cachorro.

Suspiré, sintiendo que me hundía en arenas movedizas. —Sé que parece que mami Lena está enojada con todos, pero no es por ustedes, ni por Kripto, ni por mí... es el bebé, ¿saben? El bebé le está quitando mucha energía. Eso la cansa y le cuesta ser paciente. Así que... es muy importante que la ayudemos, ¿sí? Decirle cosas lindas, hacerle la vida más fácil...

Liam, que hasta ahora había estado en su propio mundo de gráficos y esquemas, levantó la mano. Su carita seria me indicó que venía una de sus preguntas profundas. —Mami, ¿por qué tener un bebé dentro te cansa? ¿Es porque el bebé come tu comida o porque le tienes que dar tu energía para que crezca? ¿Cuánto mide el bebé ahora? ¿Puede respirar ahí dentro? ¿Ya puede ver y oír?

Me quedé paralizada un segundo, sintiendo que el tema se ponía mucho más científico de lo que estaba preparada para manejar. —Bueno, Liam... el bebé no puede respirar ahí dentro porque está en algo llamado 'líquido amniótico'. Ese líquido lo mantiene protegido, y, sí, mami Lena le da energía para que crezca. Mucha energía.

—¿El bebé flota? ¿Como un pez? —preguntó con una expresión de absoluta concentración.

Lori bufó. —¡Mami Lena está enojada todo el tiempo, Liam! ¡No importa si el bebé flota o no!

Solté una carcajada nerviosa. —Sí, ya sé que parece estar enojada todo el tiempo —admití, levantando las manos como si me rindiera ante la cruda verdad.