Coloqué sobre mi cuerpo un vestido color rojo pasión que me llegaba hasta la mitad del muslo dejando al descubierto mi espalda y a un escote pronunciado.
Solté mi cabello para que se formaran varias ondas en las puntas; mis labios hacían juego con dicha prenda y mi rostro era sereno y calmado. Ya había asistido a muchas fiestas pero tenía la sensación de que esta noche sería especial. Estaba convencida que algo cambiaría en tan solo unas pocas horas.
Miré el reloj de la habitación; ya eran las nueve treinta, solo faltaban unos pocos minutos para las diez. Estaba un poco inquieta, jamás había estado tan nerviosa, las fiestas de Sam eran únicas e inolvidables.
Él y yo éramos amigos desde ya diez años. Su vida era la de cualquier chico de 19 años, rico, apuesto, y rodeado de mujeres; lo cual me enfurecía un poco por el hecho de que él solo jugaba con la mayoría de ellas, pero en fin él ya era así y quiera o no yo lo aceptaba de todas formas.
Salí de mi nuevo departamento con solo una semana de haberlo estrenado, me subí a mi convertible color rojo y me dirigí hacia la calle Sanset en Beberly Hills. Crucé varios semáforos en rojo, pero la verdad no me importaba, no era de esas chicas a las que les gusta llegar retrasadas a un evento, y más cuando me gustaba llamar la atención haciendo una gran entrada...
Llegué a la gran mansión de Sam y las grandes puertas se abrieron de par en par. Aceleré y llegué al gran jardín donde estaba repleto de coches lujosos.
Al detener el motor de mi auto golpeé sin querer la parte trasera de un Ferrari rojo f-430; sabía que luego esto causaría problemas, pero no le di mucha importancia, ya que no parecía ser un daño severo. Subí escaleras arriba y llegué a la gran sala en donde se encontraba una manada de gente rica y poderosa.
En una esquina estaban las típicas rubias sin cerebro que intentaban coquetear con el primer patán que pasara, al otro lado de la habitación vi a a Sam rodeado por dos chicas con un volumen corporal muy pronunciado. En otras palabras siliconas y botox por doquier...
Caminé hacia él atrayendo la mirada de varios chicos que se interponían en mi camino, ambos volteaban para ver mi caminar, y mientras me contemplaban yo les regalaba unas de mis sonrisas más seductoras.
Llegué a Sam y sin prisa él se volteó y me miró de arriba abajo.
-Woow_____ si no fueras como mi hermanita sabes que estarías en mi cama en este momento-dijo mientras se acercaba y me abrazaba dulcemente.
-Cállate tonto-dije golpeándole en el brazo a lo cual él soltó un corto grito de dolor.-sabes que es mentira, además estas muy bien acompañado por lo que veo- dije mientras miraba a las dos tontas que estaban encima de mi amigo.
-Sí tienes razón, oye definitivamente el rojo es tu color ____-dijo Sam mientras tomaba mi mano con dulzura y me hacía voltear para lucir mi vestido- bueno ____ ya sabes, esta es tu casa... has lo que quieras.
-Claro que lo haré Sam... a y una cosa-él me miró intrigado-al llegar sin querer golpeé un auto, pero no tiene importancia ¿Verdad?-sus ojos se abrieron de par en par, se notaba que estaba atónito y no podía creer lo que yo había hecho.
-¡¿Cómo que un auto?!-su expresión era nerviosa- ¿Cuál exactamente?... dime que es broma por favor _____- yo lo miré una vez mas tratando de decirle que no era ninguna broma.
-Pues... si no vi mal era un Ferrari rojo f-430, pero no tiene importancia... el tonto dueño de ese auto jamás se dará cuanta, lo sé...-sus ojos se suavizaron pero de repente entró en pánico de nuevo.
-¡¡¡_______ese Ferrari es de Nicholas Jonas, es uno de los multimillonario más ricos de toda esta fiesta!!!.-hizo una expresión con sus manos hacia la multitud de gente. Sin dar mucha importancia al asunto giré sobre mis talones dándoles a las chicas que lo acompañaban una mirada envenenadora.
Caminé hacia la barra, tomé un vaso lleno de Vodka y sin pensarlo dos veces lo tragué sintiendo el líquido arder en mi garganta hasta llegar hacia mi estomago. Miré a mi alrededor y todos bailaban al ritmo de Usher, las chicas y los chicos entre si se acercaban más de lo necesario y eso era lo que lo hacía aun mas divertido.
Me incorporé nuevamente y entré a la gran pista de baile, comencé a mover mis caderas al ritmo de la música; varios muchachos se acercaron y me acompañaron al ritmo de la melodía.
-Hola-dijo uno de ellos a lo cual yo respondí de la misma manera-¿Cómo te llamas?-me preguntó con una sonrisa amplia en su rostro.
-_____ Ross-dije de inmediato-¿Y tú?- y al preguntarle él me dedicó una sonrisa.
-Me llamo Benjamin, pero me dicen Ben. -hubo una pequeña pausa y él volvió a hablar-¿Quieres bailar?-yo sonreí, él era muy bonito: ojos verdes, cabello castaño, alto, musculoso y me agradaba su manera divertida de moverse en la pista de baile.
- Claro, ven, bailemos- dije mientras lo apegaba más a mí y nos dirigíamos al centro de la pista iluminada por luces de colores.
La mano de Ben recorría gran parte de mi abdomen y mi cintura, estábamos muy juntos, podía sentir su fuerte musculatura contra mi espalda y su respiración en mi cuello; en un momento decidí voltearme para tenerlo de frente; nuestras respiraciones eran pesadas por todo el baile y una capa fina de sudor se aproximaba en nuestros rostros. Él aun así seguía con esa sonrisa hermosa en sus labios.
Las luces de la sala volvieron la normalidad y la gran multitud que se encontraba bailando se dispersó, cada quien a su debido lugar para tomar un respiro. Caminé varios pasos sintiendo mis pies adoloridos a causa de los tacones de veinte centímetro que llevaba puesto. Llegué a la barra de bebidas y pedí a uno de los muchachos un Martini y lo bebí con sumo cuidado.
-Sabes... bailas muy bien- al oír una voz me volteé y me quedé plasmada al ver a un muchacho con unos hermosos ojos cafés, con pequeños pero muy sensuales lunares esparcidos por su cara, una mandíbula cuadrada, una nariz en una suave pero delicada línea recta, labios perfectamente definidos y carnosos y un cuerpo, como decirlo... perfecto, era un poco mas alto que yo, con brazos fuertes y muy ejercitados, que se hacían notar debajo de la camisa blanca que llevaba.
-Gracias-dije tratando de respirar-y... ¿Tú eres..... -dije de manera desconcertada, jamás lo había visto en alguna fiesta de Sam. Él me observó varios segundos; noté que sus ojos recorrían mi cuerpo de arriba hacia abajo, y sentí que su mirada me provocaba una sensación extraña en todo mi cuerpo.
-Soy Nicholas Jonas...- dijo luego de un largo silencio.
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Un amor no deseado Nick Jonas y tu (terminada)
Storie d'amoreEl amor es ese sentimiento que nadie puede frenar, que hace que cuando ves a esa persona, el pulso se te acelera, el corazón se te quiere salir del pecho, sonríes sin motivo. Hace que desees con todas tus fuerzas hacer feliz a esa persona tan especi...