The Stripper | ᴘᴊᴍ + ᴊᴊᴋ

Capítulo 23: Arriesgarse

—. ¿Quieres esto, Jimin?.—  Le susurré, él cerró los ojos para sentir mis labios sobre su piel —. Sé mío esta noche. Dime, ¿Quieres eso?.—

—. Si quiero.— Jimin susurró casi en un gemido. Viaje por la línea de su columna vertebral, con una de mis manos hasta que llegue a su cuello, donde delicadamente enlace mis dedos en su cabello oscuro, tirando su cara hacia la mía. Tomé el cuerpo desnudo de Jimin contra la pared fría, haciendo al chico jadear cuando sintió mi cuerpo presionado contra el suyo.

—. Yo sé que lo quieres, no es necesario decir nada más. Sólo siente.— Susurré lenta y sensualmente en su oído.

Dejando su cuello a merced de mi boca, que se movió en el dejando besos y prolongados chupetones. Su piel era tan suave y sensible que el enrojecimiento se hizo más visible. Podía sentir los vellos de su cuerpo erizarse justo en el momento exacto que mi lengua se deslizó sobre su pulso con un poco de presión. Jimin deslizó sus pequeñas manos por mi espalda, clavando sus uñas en la tela húmeda de mi camisa. A medida que subía con los besos desde su cuello hasta el lóbulo de su oreja succionando con apuro. El chico se quedó sin aliento, dejando escapar un gemido que me dejó completamente duro.

—. Quítate esto ahora.—  Susurró perdido en el deseo. Solté una risa maliciosa a Jimin, que me miraba con esos ardientes ojos marrones tan familiares.

—. ¿Por qué no me lo quitas tú, Park?.— Jimin no se hizo del rogar, llevó sus manos a los botones de mi camisa y los desabotono de uno en uno, sin apartar su mirada de mí. Cuando termino, llevo sus manos hasta mis hombros retirando lentamente la tela de mi cuerpo, admirando cada parte de mi cuerpo desnudo. Me sentía caliente, en fuego bajo su mirada sumergida en la lujuria.

Ágilmente toda la ropa estaba en el suelo, dejándonos completamente desnudos en esa habitación oscura. La penumbra de la noche lo hacía ver tan atractivo, destacando sus curvas bajo la poca luz que las lámparas ofrecieron. Besé su boca intensamente, y Jimin correspondió de la misma manera. Él separo sus labios permitiendo el paso de mi lengua que se deslizó sobre él con hambre. Estamos batallando por
quien dominaba, batalla la cual gane. Sus manos se movían arriba y abajo a toda prisa, presionando mi cuerpo contra el suyo. Rápidamente guié al chico conmigo a la cama pequeña que había en la habitación.

Tiré su cuerpo en la suave cama. Lo mire ahí, pidiéndole a Dios que no fuera un sueño, porque si así fuera yo no quería despertar hasta hacerlo mío. Me arrastré sobre él, encajando nuestros cuerpos de manera tan perfecta que no pude evitar el gemido ronco que escapó de mis labios. Intercambiamos miradas intensas y calientes, era increíble la conexión que llevamos a través de ellas. Besé sus delicados labios, y seguí desde su cuello hasta su pecho. Jimin jadeo cuando sintió mi boca alrededor de su pezón. Yo los succione con un abrumador deseo que hizo al chico gemir, apretando sus dedos en mi cabello a modo de suplica.

—. ¡Oh Dios, Jungkook! Por favor.— Jimin gimió, inclinándose hacia delante, ofreciéndome más de su cuerpo.

No dije nada, sólo seguí mi trabajo. Deslizando mi lengua por su piel suave, succionando su pezón, mientras con la otra mano masajeaba el otro con cierta agresividad que hizo que el chico se retorciera. Estaba hambriento, hambriento de su cuerpo que por tanto tiempo se escondía de mí. Deje los rojizos y extremadamente sensibles pezones de Jimin, para bajar a su suave abdomen, distribuyendo besos y mordiscos en el.

—. Eres tan maravilloso, joven Park... No voy a ser capaz de detenerme.— Dije entre besos. El chico se retorcía casi en suplica por los besos que iban hacia abajo, donde su placer sería más intenso. Pero todavía no era el momento adecuado. 

Seguí con el mismo ritmo, no quería que ese momento fuera puro sexo. Por alguna razón desconocida, sentí que sería algo importante. Lleve mis labios desde su vientre hasta alcanzar su miembro. Jimin tenía un buen olor, tan dulce. ¡Joder! Me perdería mil veces en su cuerpo. Lentamente bese la parte interior de los muslos, deslizando mi lengua por su ingle. Jimin se sentó sobre sus codos, mirándome casi enojado por dicho retraso. Sonreí bajo su mirada, saboreando divinamente su delicioso sabor.