«Cuando tú vas, La Parca ya fue y vino dos veces»
La Parca es líder del cártel más importante en México, es el ser más temido en el país y gran parte del mundo, nadie ha visto su rostro, mucho menos conocen su nombre real. Y, a decir verdad, nadie q...
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Cortando Cabos
23 de junio de 2019.
🐆 ; A T Z I N❞
La lluvia cae sobre mi cara. La ignoro sin apartar la mirada de la entrada de la villa de los dos idiotas que pensaron que podrían pasar sobre mí.
Ayer por la tarde, Diego obedeció y le dio a Alex una descripción detallada del otro idiota, incluso añadió cómo habla, la manera en la que se para... y que era zurdo. Demasiado detallista, pero no me viene mal.
Es más, fue tan amable que nos dió datos para que pudiéramos ubicar la Villa, como que hubo un tramo de terracería en el camino cuando lo trajeron, que había un lago cerca y estaba en medio de un gran rancho.
Gracias a eso, ahora estoy aquí. Vigilando la entrada, esperando el momento justo para atacar. Son las dos de la mañana, el idiota no ha salido desde que su socio llevó a Diego al aeropuerto, según dijo uno de los hombres que custodia la entrada, al cual soborné para que hablara.
Sólo traje a Damien y Alondra. Este tipo es la definición de pelele, no se necesitará mucho para deshacernos de él.
Desde mi escondite, veo cómo uno de los empleados lleva una camioneta negra a la puerta, momentos antes de que salga un tipo, se suba a ella y avancen por el camino, yéndose de la Villa. El hombre al que soborné no me dijo que había un invitado, llevamos casi tres horas aquí y no lo vi entrar. Lo bueno que hice caso a mi presentimiento de que lo mejor era esperar.
—¿Listos para entrar?
—¿Segura que ya es momento? —pregunta Alondra.
—Si no es ahora, ¿cuándo? —Me quito el impermeable negro que llevaba para protegerme de la lluvia, lo tiro a un lado, detrás de la piedra donde estábamos ocultos. Tomo mi arma y comienzo a avanzar.
Camino hacia la entrada sin detenerme, dejando que Alondra y Damien se encarguen de los hombres que están protegiendo y confiando en que no van a fallar. ¿Cómo serían mis hombres de confianza si no les tengo confianza? No suena como algo lógico. Y ese es el principal error de muchos hombres en este mundo, no confían ni en su propia su sombra, ¿y en qué termina eso? En que se les vienen encima todos los problemas porque creen que lo pueden hacer todo solos y, ajá, las cosas no son así.
Al llegar a la puerta, la abro, sintiendo bajo la suela de mis botas la sangre del que estaba custodiando la puerta. Joder, eran nuevas.
Entro en la estancia, viendo todas las luces apagadas excepto una que se asoma por un pasillo al fondo a la izquierda. Escucho los pasos de mis acompañantes detrás de mí, acercándose después de revisar que la zona estaba despejada.
—Registren la casa —ordeno—, yo iré hacia allá. —señalo la luz con la cabeza.
Los oigo avanzar, uno a un lado diferente, y sigo mi propio camino, sacando el cuchillo que tenía atado el muslo. No sabemos cuánta gente hay, y si tenemos más invitados no será bueno usar la pistola. No importa que tenga silenciador, sigue haciendo ruido y alertaría a los demás.