🐆・𝐂APÍTULO VEINTITRÉS | PARTE UNO

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"Hierba Mala Nunca Muere"

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"Hierba Mala Nunca Muere"

9 de octubre de 2019.

🐆 ; A T Z I N

Abro los ojos, el dolor se fue.

No reconozco el lugar donde estoy, no es el Mictlán, ni la casa de mala muerte en Turquía que estábamos vigilando.

De hecho, ni siquiera parece un lugar como tal.

Es una gran habitación en donde todo es de color blanco.

Estoy sola, aparentemente, no hay ni un sólo ruido y eso está comenzando a ponerme de los nervios. Luce todo tan... pulcro, tan perfecto. Es incluso tétrico.

Palpo mi abdomen, buscando la herida que me estaba atormentando. Recuerdo que Dalil me disparó después de que matara a Habib, entonces caí.

Todo se volvió oscuro, aunque la voz de Damien seguía atormentándome.

Es increíble la capacidad que tiene para molestar. Me sigue aún muerta.

Porque estoy muerta, ¿no?

—Claro que no. —pronuncia una voz detrás de mí. Como si pudiera leer mis pensamientos.

Aunque, reconociendo esa voz, claro que puede.

Trago el nudo que se forma en mi garganta, sintiendo las lágrimas inundarme los ojos. Con las manos temblándome, me doy la vuelta, viendo la silueta del hombre que pensé que no volvería a ver en un largo tiempo.

—Ven aquí, yareni. —habla, extendiendo los brazos. Sus ojos también enrojecen por la emoción.

Yareni es la manera en la que me llamaban, él y mamá, porque significa «nuestra».

Taatáa.

«Papá».

Me refugio en sus brazos, sollozando como hace años no lo hacía. Me siento tan segura dentro de ellos, son simplemente algo que nunca debió haberme sido arrebatado. Lloro hasta quedarme cansada, hasta que mis ojos se quedan sin lágrimas y de mi garganta sólo sale hipo.

Nitlaokoya ipampa ahtak. —murmuro contra su pecho, llenando mi mente con su olor.

En nahuátl no existe la palabra "extrañar", lo más parecido que hay es «estoy triste porque no estás». Y es exactamente lo que he sentido desde que me dejó.

—Yo también te extrañé, yareni. —susurra contra mi cabello.

—No me vuelvas a dejar. —me aferro a su alrededor con todas mis fuerzas, queriendo impedir que se vuelva a alejar de mí.

—Sabes que no fue porque quisiera. Así lo quiso Mictecacihuatl.

—No me importa lo que ella quiera, yo te quiero conmigo.

MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora