CAPITULO 25

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—Y también hay que comprobar que nos han enviado también los albaranes correspondientes.

—¿Piensas dejar algo para el lunes o pretendes venir también a trabajar mañana?

Haechan miró a su asistente con gesto irónico y señaló su mesa la cual parecía haber sufrido un atentado.

—Si me traigo una tienda de campaña y la pongo en aquella esquina no cambiaría mucho la cosa —valoró irónico—. Dormir aquí, dormir en casa...

—Tu marido podría tener algo que decir al respecto, ¿no?

—Que lo intente —resopló al tiempo que se ponía a recoger algunas muestras y entregárselas a la decoradora—. Me tiene contenta...

—Menos mal que viene el fin de semana para que puedas descansar y librarte de este perenne mal humor que arrastras.

Iba a abrir la boca para responder a eso, pero la llamada a la puerta la interrumpió.

—Ya voy yo —se escabulló la decoradora.

—Lo sé, no tienes que decirme nada —levantó la mano frenando la réplica de Jaemin—. Solo reza para que encuentre una salida a todo esto antes del lunes.

—Encenderé velas si hace falta —bromeó—. Vamos, todo lo que necesitas es tomarte las cosas con calma y descansar...

—Como si fuesen a dejarme hacer cualquiera de las dos cosas.

—Haechan. —La voz de Jisoo sonó más fina de lo normal—. Tienes una visita.

Se giró, frunciendo el ceño ante las palabras de su compañera, a la que vio con los ojos tremendamente abiertos y lanzando el pulgar por encima de los hombros al tiempo que articulaba «está buenísimo».

—Buenas tardes —saludó el recién llegado y clavó sus ojos claros en el con un guiño—. ¿Llego demasiado temprano, cariño?

Sus compañeros se giraron hacia él, entre interrogantes y alucinados por la inesperada visita.

—Ignorarle, es un indigente que se me ha pegado ahí fuera —les dijo y se volvió hacia él—. El comedor social está al otro lado de la manzana.

Él se limitó a esbozar una perezosa sonrisa.

—¿Indigente? —replicó divertido.

—Si todos los indigentes visten así, me voy ahora mismo a la calle —murmuró Jaemin al mismo tiempo que le echaba una mirada que decía «estás loco» antes de volverse hacia él— Hola, soy Na Jaemin, el asistente de Haechan y ella es Kim Jisoo, nuestra decoradora.

Correspondió al chico estrechándole la mano y sonrió a la otra.

—Lee Mark —se presentó y se volvió hacia el con una amplia sonrisa—. Soy el marido de Haechan.

Puso los ojos en blanco.

—¿Quieres una chapa con una flecha indicando hacia mí y que diga «mi esposo»?

—Solo si consigues una que ponga «mi marido» para que así vayamos a juego —replicó con su habitual hilaridad.

Los dos acompañantes ahogaron una risita y tuvieron el sentido común de no decir una sola palabra cuando les lanzó una mirada de advertencia.

—Mejor buscaré una que ponga «divorciado» en letras bien grandes —siseó en voz baja.

—Esas están agotadas, brujito —susurró en respuesta, intercambiando una traviesa —. ¿Has acabado ya por hoy?

—En realidad, me pillas a punto de montar la tienda de campaña para quedarme aquí hasta el día del juicio final —declaró en voz alta, señalando con un gesto hacia su mesa.

ღ 𝐔𝐍𝐀 𝐁𝐎𝐃𝐀 𝐄𝐍 𝐂𝐇𝐈𝐍𝐀 ღ || ᴹᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora