CAPITULO 28

614 86 9
                                    

Una semana después...

—Y bien, ¿Qué opinas?

Mark podía decirle en aquellos momentos toda una lista de las cosas que opinaba, pero ninguna de ellas tenía que ver con el trabajo en la sala, su atención estaba puesta un poco más abajo y a la derecha, donde la curva era más prominente.

Sabía que lo había dejado quince días atrás con un buen marrón entre manos, pero había salido adelante con la profesionalidad que lo caracterizaba, había hecho una muy buena labor, ganándose en el proceso la opinión y admiración del alcalde y de la coordinadora de la asociación benéfica para la que se celebraba el evento. Ambos habían quedado encantados con él y guardaron discretamente la noticia de su matrimonio, una que pensaba anunciar a bombo y platillo mañana por la noche.

Se obligó a prestar atención a la engalanada sala en la que se ultimaban los preparativos para la fiesta, ya estaba montada gran parte de la estructura para la iluminación, las paredes habían sido revestidas con elegantes cortinas y los pedestales para los principales centros florales estaban en su sitio. Un grupo de trabajadores, coordinado por el asistente de su esposo, Jaemin, terminaban de colocar las mesas mientras, Jisoo, la decoradora, ayudaba a otros dos chicos a poner los manteles y las sillas.

—Los centros florales nos los entregarán mañana a primera hora, para que estén frescos — continuó el ajeno a sus propios pensamientos—. El catering ha confirmado que tiene todo a punto, los camareros vendrán a primera hora para poder hacerse con el lugar y coordinar las mesas y, los medios de comunicación cubrirán el evento desde los exteriores del hotel.

Lo tenía todo a punto y en orden, comprendió con una sonrisa, era impresionante, sobre todo porque había tenido que coger las riendas después de que su querida madre decidiese enfurruñarse y dejarlo todo manga por hombro.

La mujer se había tomado a pecho el darle la espalda, de hecho, ni siquiera había contestado a sus llamadas esa semana, se había mudado a la velocidad de la luz llevándose consigo, eso sí, algunos de los muebles que compró en su momento para darle... un aspecto elegante a la casa.

Sacudió mentalmente la cabeza y se concentró en su esposo.

—Has hecho un trabajo impecable —aseguró con total sinceridad—. Estaba seguro de que podrías con ello, pero confieso que esto supera mis expectativas.

—Cuando hago las cosas, las hago bien, Señor Lee —declaró mirándole de soslayo.

—He podido darme cuenta de ello, Lee Donghyuck—replicó cogiéndole la mano y llevándosela a los labios para besarle los nudillos—. Eres un activo demasiado valioso como para dejarte escapar. Eres un trabajador incansable, un buen cocinero, un amante generoso...

—Shh —lo fulminó con la mirada, a pesar de que aquello último lo había pronunciado en voz baja—. Córtate un poco, ya tenemos suficiente con las miraditas de los operarios.

Sonrió petulante. Le importaba un bledo quién los estuviese mirando o lo que pensasen, el era suyo y había pasado una infernal semana y media lejos de ese chico.

Su intención había sido volver el fin de semana anterior, pero las cosas en la empresa se habían puesto un poco cuesta arriba y uno de sus clientes se había puesto algo caprichoso, con lo que había tenido que encargarse personalmente de arreglar las cosas, ya que no podía darse el lujo de perder una inversión como la que había hecho en él. Con todo, estaba decidido a mandarlo a la mierda si volvía a ponerse de morros, prefería perder algo de dinero a tener a ese imbécil dándole la murga cada vez que algo no le gustase.

Habían sido diez días de videollamadas, de discusiones telefónicas a causa de su negativa de quedarse en el hotel o la insistencia de que le enviasen la factura de las reparaciones en su vivienda, pero también de verlo sonreír, de escuchar su risa y escucharlo compartir sus aventuras de chiquillo.

ღ 𝐔𝐍𝐀 𝐁𝐎𝐃𝐀 𝐄𝐍 𝐂𝐇𝐈𝐍𝐀 ღ || ᴹᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora