EPILOGO

1.8K 95 15
                                    

Sale de la niebla de un bostezo lunar

Descalzada y despeinada, corre

Corre hasta sus brazos como nadie lo hará

Jamás, jamás, jamás.

Y María le dice que sí,

Dice sonrojada que sí,

Y se esconde en sus brazos.

Y él contesta que todo irá bien

Que las flores volverán a crecer

Donde ahora lloramos.

Cae la madrugada mientras ella de pie

Mira con la chispa adecuada

Cara de emboscada

Cielo abierto a la vez

El piensa que bonita es.

MARIA-NATALIA LAFOURCADE Y LA OREJA DE VAN GOGH





-¡Dios!- el gesto de sorpresa de julia le hizo soltar una carcajada-¿Qué demonios haces aquí?-

-Llegue temprano, estuve platicando con tu esposo y me dijo que podia esperarte-

-No me puedo acostumbrar a eso, es horrible que ustedes hablen, es inmoral básicamente-

-Desde que soy un viudo triste le caigo mejor- y julia arrugo el entrecejo mirándolo molesta

-No es chistoso Vicente- se sentó a su lado dando un largo suspiro-¿Cómo has estado?-lo vio levantar los hombros-La última vez que te vi aun no tenías canas-

-Vine al velorio de mi suegro, pero no tuve la oportunidad de verte, los velorios no son mi fuerte-

-Y que lo digas- lo miro de reojo como daba esas melancólicas sonrisas de tiempo en tiempo

-Creo que estoy listo para quedarme-

-¿De verdad?- la miro sorprendida

-Tú sabes ya escape lo suficiente, creí que irme me ayudaría, pero... simplemente duele-

-Vicente-

-Sé que suena cursi y quizá exagerado, no suelo decirle estas cosas a nadie, pero... cuando estoy aquí... siento que llegara en cualquier momento a mi habitación, parece que la escucho en el patio, podría volverme loco. Creo que estoy listo para entrar en la locura- y riendo sintió los golpes de Julia

-Eres un caso perdido, pero te entiendo. Han pasado ocho años y yo aún la extraño, siento que me falta cada día... como esta todo en casa-

-Pues ya sabes, de un momento a otro todo se volvieron calmados, la verdad es que ya no suelo ser tan apegado, paso mucho tiempo con los hijos de mi hermano, y con los de Alba, me dan esperanza. El futuro de ellos luce mucho más prometedor que el de nuestra generación-

-¿Seguro que no fue un viaje de autodescubrimiento?-

-graciosa, supe que Logan vino a traer flores, maldito bastardo-

-Sí, lo supe por Adán, digamos que nadie lo vio con buenos ojos, pero todo fue un breve incidente, el continuo con su vida, quizá solo quería limar sus culpas-

-¿Cómo lo hacen?-

-¿Limpiar culpas?-

-continuar- recargo su cabeza mirando al techo-para mí todo fue en declive, nunca encontrare a alguien que me haga lo mitad de feliz de lo que fui con ella, y nunca podré hacer feliz a nadie-

-Dedo de ser increíble- dijo Julia entre dientes

-¿El dolor?-

-No estúpido- volvió a golpearlo- amar tanto a alguien. Amar de tal manera que se terminen las opciones en el mundo para ti, que jamás vuelvas a ver a nadie con esa mirada de idiota que solías traer todo el tiempo. Te envidio, debe ser genial amar a alguien así-

Ese día la charla continua, Vicente siempre encontraba paz con Julia, podía decir o hacer cualquier cosa y jamás lo juzgaría, e impresionantemente siempre encontraría una manera de hacerlo sentir mejor.

Y esas últimas palabras eran el ejemplo perfecto. Claro que se sentía orgulloso del amor que le profesaba a María, y de todo el amor que ella le dio también. Claro que deseaba haber hecho miles de cosas diferentes, dejar de jugar, no ser tan idiota, pero lo que había era todo lo que existía y no tenía vuelta atrás, estaba bien, incluso si le seguía doliendo en estos días, lo estaba. Muchas veces pensó en perderse un poco, quizá el alcohol o sus viejos vicios le llevarían mas rápido a su lado, o quizá en esa perdida de memoria que ese tipo de cosas daban podria verla de manera mas nítida, pero eso no la haría feliz, y el prometió que la haría feliz, lo prometió

Por eso después de tanto escapar decidió regresar. Porque aunque doliera, sus mejores recuerdos estaban ahí, quizá no despertaría con ella entre sus brazos y seguiría comprando el mismo shampoo que solía usar para poder traerla a su memoria con aquel aroma (como si eso hiciera falta) quizá todo eso dolería, y se sentiría frustrado. Pero estaría bien, porque cada lugar que viera la vería feliz, porque se amaron, porque se conocieron, porque fue suya y el de ella de tal manera, que incluso en la muerte le seguía perteneciendo. 

Las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora