Nieve

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Después de ver como Vicente pisaba su corazón María regreso a Paris, la mano de Leonel la sostuvo al menos lo suficiente para darse cuenta que debía escapar. Su padre lo dijo muy claramente. "Ese hombre está sonriendo con tu dolor" y tenía toda la razón.

Apenas confeso todo lo que tenía que ver con Vicente se encontró sobrepasada por su respuesta inexpresiva, ese día Leonel conoció de María el carácter que jamás pensó tuviera, le confeso que fue él quien invito a Flor esa noche y no era como que hubiese querido tener los ojos cerrados ante ello, pero le hubiera gustado que por primera vez, alguno de esos dos hombres fueran sinceros con ella.

Así fue como María lo decidió.

María nunca quiso ir a parís, aunque fue feliz y mimando en ese lugar, María nunca deseo establecer una relación seria con Leonel, pero sintió que era lo correcto para poderse arrancar ese amor que le pesaba. María tampoco quería estudiar nada que tuviera que ver con la administración, es más, ni si quiera sabia para que era buena. Pero ahí estaba en una vida que tomo según lo que todos esperaban.

"Quiero que te hagas las preguntas correctas" Julia fue la única persona que tuvo la decencia humana de no tratarla como una niña, le hablo de frente y le dijo lo que quería saber, sin rodeos, sin miedo, sin necesidad de conspirar. Por eso se encontró llamándola a mitad de esa oleada de decisiones impulsivas pero propias.

Fue ella quien escribió una halagadora carta de recomendación para el rancho "Alberta" en el cual solicitaban a una auxiliar administrativa de base, su amiga de la universidad le comento del puesto y de alguna manera Julia quiso no soltarle del todo la mano. Cuando Belmont se enteró de todo envejeció varios años de golpe, pero respeto su decisión. La siguió con cuidado y la visito a menudo.

La dueña del "Alberta" era una mujer bastante agradable, había enviudado hacia poco y requería mucho apoyo para organizar el caos, dudo bastante en contratar a María, apenas cumpliría 20 años, pero cuando su hijo el entrevisto se dio cuenta de inmediato que la carta de recomendación no solo era halagadora, si no que decía la verdad. María se crio en los grandes ganaderos de Houston, así que el pequeño rancho entre las montañas frías de Quebec no era nada para ella.

Logan tuvo que lidiar con mucho al contratarla, ese hombre que se la pasaba queriendo llegar cada dos por tres a visitarla o bien el padre con cara de matón que le "agradeció" el cuidarla, pero lejos de eso no era un problema.

María parecía no tener amigos, era una persona dedicada a su trabajo, se levantaba temprano y se acostaba tarde. Además, de que era una perfecta compañía para su madre, a veces sentía la presión en el pecho común cuando miras de más a alguien, como cuando encuentras una magia particular en alguna persona.

Pero enseguida la pasaba por alto, Logan estaba casado hacía ya cinco años con Molly, quien después de su tercer año de matrimonio tuvo que volver a Tennessee para cuidar los últimos días de su padre. Logan era un hombre calmado y bastante seguro de su amor por ella y más aún del amor que ella sentía por él, por ello esa distancia no les afecto demasiado, al menos así fue hasta que conoció a María.

-¿Sigues aquí?- Logan entraba a la oficina cubierto de nieve

-Tenemos mucho trabajo aun, pronto será navidad y esto será un verdadero caos-

-Mi madre adora rentar la cabaña, detesta el silencio de este lugar-

-Y yo detesto desde el fondo de mi corazón a los turistas- hizo un puchero

-En eso concuerdo- se terminó de sacudir para sentarse frente a ella en el escritorio- oye, ¿Qué piensas de lo que te dije?-

-La misma respuesta que el año anterior, y la de hace dos meses, y la de hace dos días, y la de hoy en la mañana-

Las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora