Adiós. 🧚‍♂️

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Daryl se levantó algo aturdido, aún estaba perdido y conmocionado.

Se separó de su esposa quien estaba durmiendo y comenzó a intentar levantarse.

Levantó su mano izquierda, dispuesto a frotar sus ojos para despertarse. Pero cuando enfocó la vista pudo ver sangre, mucha sangre.

Toco su mano en busca de heridas, pero la sangre no era suya...ahí fue cuando vio a Annie, la mujer tenía mucha sangre en su entre pierna, su vestido color lila se había manchado.

- Annie! Por Dios Annie, ¿estás bien?

Preguntó sumamente preocupado, la pelirroja despertó y tomó su vientre con dolor, el movimiento brusco le hizo mal.

- ¿qué sucede?, ¿estás herida?, cariño déjame ver

Pedía el rubio con desesperación, pero la pelirroja sabía muy bien de que se trataba.

- no estoy herida... - pronunció con lentitud

- estás llena de sangre Annie, por un carajo! Déjame revisarte

- Daryl, Daryl escúchame...no estoy herida

El rubio frenó todo para mirarla, la pelirroja estaba seria y su semblante no se movía. De pronto hizo una mueca, un intento de sonrisa, algo rota si somos sinceros.

- no... - dijo el rubio

- es un aborto espontáneo...estoy bien, estaré bien

- Annie, Annie lo siento

- no lo sientas cariño, es parte de la naturaleza

- necesitas comida, iré a buscar comida, no te muevas de aquí, ¿bien?

El rubio se levantó rápidamente y tomó su ballesta para irse. En cuanto salió del lugar Annie respiró con fuerza.

De pronto sus respiraciones comenzaron a ser más y mucho más lentas, pero rápidas, estaba teniendo un ataque.

Levantó su brazo y lo colocó en su boca, mordía la tela con fuerza mientras lloraba, de sus ojos caían lágrimas, crudas y crueles.

Tomó su vientre con fuerza intentándo alivianar el dolor, pero sentía que el mayor problema era emocional...

Porque en este momento se sentía la peor madre del mundo y eso la estaba matando por dentro.

Sabía que el rubio estaba mal y ella no quería ser una carga, es por eso que lloraba y se descargaba en la soledad del lugar.

- perdón...perdón...

Susurraba para ella misma, ya no podía ver por las lágrimas en sus ojos, su cuerpo dolía demasiado y estaba devastada...

La puerta pareció abrirse y sintió que era Daryl, pero no fue así. Un caminante apareció y al verla quiso atacarla.

La pelirroja se estiró hasta tomar su arco, mientras peleaba con el caminante con sus pies, cargó una flecha con dificultad y disparó.

El caminante se le cayó encima y ella ya no tenía fuerza para moverlo, si otro caminante hubiese entrado, posiblemente estaría muerta.

Pero no fue así, Daryl entró rápidamente y cerró. Corrió al caminante y acomodó a su esposa.

- ¿estás bien?

Preguntó el rubio, limpió las lágrimas del rostro de su esposa y se acomodó. Lo único que había logrado conseguir era una lata de atún y un poco de chocolate.

Mi dulce fantasía P.2 [Daryl Dixon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora