Olas de hordas. 🧚‍♂️

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Luego del incidente con el meteorito, y que Alfa haya visto a Carol. La mayoría decidió volver a sus comunidades.

Alexandria estaba sufriendo olas de hordas, una tras otra, pasaban día y noche matándolos tras las rejas. Más de dos días sufriendo de esta forma.

Incluso habían sacado a Negan para que ayude con los cuerpos, porque una vez que los mataban, no podían dejarlos ahí.

- ¿cuánto falta para la próxima ola? - preguntó Michonne

- una hora para la del norte, dos para la del sur - avisó Eugene - las del norte son más grandes, pero las del sur son más dispersas. Estimo que pelearemos hasta la noche otra vez

- no podemos exigir mucho más - dijo Daryl

- tengo ojos - dijo Michonne de mala manera - lo siento, estoy cansada

- todos lo estamos - a lo lejos - ey, mira esto

- frontera norte. Ahora - dijo una de la de las pieles

- retira a tus caminantes - dijo Michonne

- no somos nosotros

- sí, claro - ironizó Daryl

- no somos nosotros. Vayan a la frontera, dejen sus armas y esperen

- ¿esperar qué? - preguntó Daryl

- a ella - dijo y se fue

El comité debía decidir si asistir o no, Michonne logró convencerlos de hablar. Todos estaban cansados y nerviosos, esto los estaba matando poco a poco.

- si hay tres objetivos, hay tres grupos. Gabriel se encargará de defender la puerta de la ola norte, mientras Aaron llevará a algunos a enfrentar la ola sur, aplastándola antes de que llegue a la puerta. Eso nos deja a nosotros...en la frontera - explicó Michonne

- ¿de veras irán desarmados? - preguntó Carol

- sí, no tenemos opción - dijo Daryl

Todos fueron a prepararse para salir, Annie estaba guardando sus cuchillos y arco.

- ¿en qué piensas? - preguntó Daryl

- no creo que Carol tenga que ir hoy - dijo Annie

- ¿de qué hablas?

- está dolida, e iremos a hablar con la mujer que mató a su hijo

- Carol no es estúpida

- no se trata de estupidez, cariño. Se trata de qué tan bien puedes manejar tus sentimientos - explicó la pelirroja - si no hubieran matado a Eloise, yo hubiera ido a matarla - contó - y no me habría importado nada, porque en esos momentos de dolor...la gente no cabe, solo eres tú y tus penas

- ya pasó tiempo, está superandolo - dijo Daryl, Annie sonrió

- si tú lo dices, está bien - sonrió - vamos

Annie estiró su mano y Daryl la agarró, ambos iban con sus ponchos y armas. Ella parecía un sol con su poncho arcoiris, y él era la luna, con su poncho gris oscuro.

Hasta que llegaron, ya era de noche. La frontera emanaba oscuridad y odio, aquellas picas en las que vieron las cabezas de sus seres queridos.

Se acercaron por completo, aún no había nadie. Daryl fue el primero en dejar su ballesta, y todos imitaron su acción, dejando en el piso sus armas.

Mi dulce fantasía P.2 [Daryl Dixon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora