Capítulo 2 - Inicio

1.3K 160 6
                                    

Solo hacía unos días que su nuevo estilo de vida había empezado. Había comenzado el instituto, tenía quince años y ya se había hecho amigo de todos los de su clase, no coincidió con ninguno de su antiguo colegio, pero tampoco le supuso ningún problema, era bastante sociable y enseguida congenió con los chicos y agasajó con sus atenciones a sus nuevas compañeras que encantadas de recibir halagos y cuidados del rubio se hizo el más popular. El Instituto iba a ser un lugar genial y conocería gente increíble, o al menos eso es lo que creía.

Estaba de camino al mercado a comprar unas cosas para el Baratie, el restaurante de su padre adoptivo que, con mucho esfuerzo, había conseguido sacar adelante y ahora era un local concurrido por lo que necesitaba algunas cosas extra para el servicio de la noche cuando vio algo imperdonable.

Un tipo de aspecto sospechoso estaba acosando a una chica a la que le sacaba prácticamente una cabeza entera y ella estaba tartamudeando nerviosa mientras él la apremiaba a que le respondiese.

Frunció el ceño ante ese abusón, seguro que le estaba pidiendo dinero o peor aun forzándola a que le acompañase a algún lugar, era imperdonable.

- ¡Oye tú, basura verde! ¿Qué te crees que estás haciendo? – Gritó echando a correr en dirección a ellos, el delincuente le miró y no se esperó la patada voladora que recibió en plena cara que le echó un par de metros alejándola de la dama en apuros - ¿Estás bien, señorita? – clavó su rodilla en el suelo para besarle la mano como todo un príncipe sacado de un cuento - ¿Estás herida?

- ¿Eh? Ah, no... - Le pilló de sorpresa que fuese a socorrerla... sin motivo – El otro chico solo me estaba preguntando donde estaba el Combini*.

- ...Oh – Soltó la mano cuando este se levantó del suelo con la marca de la suela de su zapato en el rostro con cara de pocos amigos.

- ¿Qué cojones te crees que haces? – Fue hasta él para encarársele y tratar de agarrarle de la sudadera azul celeste que llevaba el que le había pateado, la chica al ver que el asunto pasaba a mayores huyó de allí. - ¿Quieres que te parta la cara?

Debía de ser un chico de su edad, pero no lo conocía de nada. Ese peculiar pelo verde le habría llamado la atención si lo hubiese visto en alguna ocasión, era como ver una lechuga delincuente, con esos tres pendientes que decoraban su oreja izquierda, Sus pupilas estaban contraídas, pero juraría que eran de un color verde oscuro y su cuerpo era puro músculo.

- Es culpa tuya. – Declaró encogiéndose de hombros al dar un paso atrás – Tienes unas pintas de delincuente que no veas ¿Qué otra cosa iba a pensar al verte con esa preciosa señorita?

- ¿Delincuente? – Repitió molesto al no haberle atrapado hinchándose una vena en su frente – No eres quien para decir eso, teñido.

- Esta preciosa melena es natural. – Se echó el flequillo que no cubría el ojo hacia atrás totalmente presumido – No como esa mierda verde que tienes tu.

- ¡Mi pelo también es natural, imbécil de ceja ridícula!

- ¿Qué dices de mi ceja?! – Se lanzó al ataque de nuevo, pero esta vez el otro ya estaba preparado y pudo detener la patada. - ¿Eh!

- ¡Mi turno! – Cerró el puño listo para asestarle un buen puñetazo que este esquivó por los pelos - ¡Eres peor que una rata escurridiza!

- ¡No, si quieres me voy a quedar quieto! – Respondió con sarcasmo.

- ¡Eyyy, Zoro~¡ - Exclamó una risueña voz que provenía de un chico más bajito que ellos que corrió hasta el de pelo verde- Diablos, te has perdido de nuevo. Solo quedaba girar la esquina para llegar al Combini – Se rio dándole palmaditas en su espalda y reparó entonces en el otro. – Oh, hola.

Quiero que seas egoísta - Instituto One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora