Capítulo 22 - Preparativos

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Los compañeros de la clase de 3-D pudieron ver con sus propios ojos como las personas si eran capaces de cambiar. No sabían que había ocurrido exactamente, es cierto que, desde que Zoro y Sanji habían anunciado que eran pareja se les veía diferentes, Zoro era más amable, puede que no en palabras, siempre fue alguien parco y directo, pero sus acciones demostraban que estaba atento a todo, era algo difícil de explicar, aun así, era divertido sobre todo verle cuando su novio estaba prácticamente enganchado cual lapa a su lado y él se mantenía estoico la mayoría de veces, pero había otras, las escasas, en que miraba al rubio con tal afecto que les parecía estar viendo a otra persona diferente.

En cambio, a Sanji ya le habían visto así millones de veces, siempre halagando a las chicas, comportándose como un gran amigo con todos, eso no cambió desde que estaba con el peliverde, lo que si pudieron notar es que, desde el festival deportivo veían al futuro chef más relajado (para lo que venía siendo Sanji, claro está), se le veía confiado, sin miedo de mostrarse como era, alguna siempre se aprovechaba de su generosidad y abusaba de este para que le hiciese algún favor por propia comodidad, pero el rubio comenzó a negarse, de buenos modos, pero aun así, ya no aceptaba cualquier petición. También, de manera inconsciente o no, no buscaba el contacto con las chicas a las que antes les rodeaba con su brazo, les daba su espacio, les sonreía con cariño, pero no era ni de lejos, como sonreía a Zoro, como si fuese su mundo entero, aquello que siempre había estado buscando y por fín tenía.

Su círculo más íntimo, los Mugiwara, fueron los que más notaron el cambio. Seguían peleándose por cosas absurdas, había cosas que no cambiarían jamás, la diferencia es que ahora al terminar la discusión, se besaban como si no hubiese un mañana, al principio les dejaba shockeados, pero al final, a todo se acaba acostumbrando uno. Tras terminar el almuerzo, Zoro seguía echándose la siesta, ahora en las piernas de Sanji mientras este hablaba y fumaba con el resto a la vez que acariciaba su cabello verde, había ocasiones en las que incluso Luffy echaba una cabezada al lado del peliverde usando también esa peculiar almohada que se había buscado su amigo.

La semana de exámenes terminó, con mejores o peores notas, acabaron aprobando todos por lo que ninguno tuvo que ir a recuperación y pudieron celebrar el cumpleaños de Usopp en Sabaody Park. Tal como dijo Roronoa, se encargó de que su chico no estuviese tanto tiempo delante de las pantallas y se dedicaron a los juegos competitivos como a ver quien metía más canastas, el futbolín, el billar... se reían y discutían tanto que, los que no los conocían, no sabían si se odiaban o no.

Consiguieron un montón de puntos para los premios y entre los dos eligieron uno perfecto: Era la figura de un samurái encima de una caja, que tenía una pequeña bandeja en la que, si depositabas una moneda, el hombrecillo movía su katana y la empujaba dentro de la caja que resultaba ser una hucha.

- La usaremos para ahorrar para el viaje a Wano. – Declaró Sanji lleno de ilusión de, ahora sí poder cumplir la promesa que le hizo en su primera cita.

- Iremos. – Repitió Zoro como aquella vez.

Las semanas pasaron, se acercaba el festival escolar, apenas quedaban diez días para el evento y aun faltaba por terminar parte del atrezzo que decoraría la clase, los papeles y las tareas se habían distribuido entre todos y cada uno ya sabía lo que debía hacer. La parte que llevaba más retraso era la de vestuario, la que se encargaba de ello se vino demasiado arriba y se emocionó con los diseños, quería tener su propio taller en cuanto saliese del instituto y esto sería como su proyecto personal para la escuela de costura a la que quería presentarse, iba justa de tiempo, por lo que decidió llevarse parte de los vestidos y trajes ya confeccionados para ayudarse con las medidas y patrones.

Como algunos no tenían nada que hacer y el tutor les había dejado solos para que se preparasen para el evento, estaban aburridos y se pusieron a cotillear entre las ropas de esta en las enormes maletas que había llevado al instituto. Los más atrevidos comenzaron a probarse algunas prendas, por supuesto, Sanji no perdió la oportunidad de probarse algunos modelitos que le quedaban como un guante, mientras el aburrido de su novio dormía en su pupitre, lo que no se esperaba es que, el par de idiotas de Usopp y Luffy le colocaron en el aseo (iban allí para no cambiarse delante de todos) un uniforme de chica, le pusieron una peluca y le llevaron de vuelta a clase donde estaban todos que explotaron de risa.

Quiero que seas egoísta - Instituto One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora