El rubio estaba apoyado en la pared de la estación de Foosha entretenido con su móvil esperando a Zoro, no esperaba que aun llegase, él si era puntual, así que estaba allí a la hora acordada. Vestía con una chaqueta americana de color beige, un jersey naranja con una camisa bajo él de color blanca y unos vaqueros negros.
El tiempo acompañaba su buen humor, hacía un día esplendido y seguramente en menos de una semana los cerezos cubrirían el suelo con sus pétalos, le encantaba esa imagen de la ciudad, pero más le gustó lo que vio frente a él.
- Ey. – Saludó quien esperaba. Llevaba puesta una camisa de cuadros verdes y negros abierta mostrando una camiseta roja sencilla, también vestía unos vaqueros azul oscuro y, por lo visto ya tenía calor, porque su sudadera ya estaba anudada a su cintura.
- ¿Te has caído de la cama? Llegas a tu hora. – Silbó impresionado mientras se guardaba el móvil en la chaqueta y las gafas de sol.
- Un idiota cejudo me dijo que si llegaba tarde me dejaría sin comer un mes entero.
- Que chico más listo. – Se rio – Vamos, tenemos mucho por hacer hoy.
Cogieron el tren para ir a Goa, al ser fin de semana, el vagón iba lleno hasta los topes de jóvenes que iban con la misma idea de pasar el día en la enorme ciudad que ofrecía todo tipo de entretenimiento. Al llegar a su parada tomó su mano.
- Ni se te ocurra perderte.
En la misma estación, tomaron el metro, les llevaría demasiado tiempo ir andando y tenían un ajustado horario, aunque el peliverde no supiera a donde iba, pues este aun se resistía a decirle a donde le llevaba.
Salieron de la estación y apenas a un par de calles de distancia llegaron a su destino.
- ¿Un museo? ¿en serio? – Puso mala cara.
- Dale la oportunidad, marimo inculto. – Le dio una patada en el trasero.
Sanji entregó unas entradas nada más llegar sin hacer cola para tener que comprarlas y enseguida la expresión de hastío de Zoro cambió a una de completo interés. La sala principal era enorme y había armaduras samurái completas junto a sus espadas, se quedó impresionado.
- Esto no es nada, ven.
Le guió a otra sala, una en la que había al menos 100 espadas colocadas en las paredes con sencillos soportes, eran las espadas Wazamono, las de más bajo rango en cuanto a calidad y se desconocía la mayor parte de los samuráis que las portaron, de ahí fueron a la contigua donde estaban las Ryo Wazamono, cincuenta en total.
En esta sala Zoro prestó mayor atención a una de ellas, la llamada "Yubashiri" de alguien llamado Ipponmatsu, la hoja estaba destrozada.
Despues de esa sala, continuaron a donde custodiaban las espadas de alto rango, las O Wazamono, aunque la colección no estaba completa. Sanji no entendía nada de espadas, pero disfrutaba viendo como los expertos ojos de Zoro repasaba una a una prestándoles completa atención. Una de ellas era Shusui, la legendaria espada del samurai Ryuma Shimotsuki, incluso el rubio se quedó impresionado al verla, era increíblemente hermosa, la hoja estaba tan pulida que si caía una hoja sobre ella la cortaría limpiamente.
De Shusui sus ojos pasaron a otra, su funda era blanca, el cocinero leyó el cartel informativo que había bajo el soporte, la katana Wado Ichimonji. Observó como Zoro la miraba, con un anhelo que jamás pensó que pudiese sentir.
- ¿Te gusta? – Preguntó interrumpiendo por primera vez la visita.
- Es falsa. – Respondió sin dejar de mirarla.
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Quiero que seas egoísta - Instituto One Piece
Fiksi PenggemarAmbientado en un mundo alternativo de One piece los protagonistas pasan su vida diaria como estudiantes en el típico instituto japonés. Zoro x Sanji Portada por MyFairy