Capítulo 13 - Semana Blanca - parte 2

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En suave murmullo provocó que Zoro abriese los ojos despertándose de nuevo solo en la cama, frunció el ceño y escudriñó con la vista al darse la vuelta para averiguar que sucedía en aquella habitación abarrotada de recuerdos del rubio.

- Ah, perdona. No quería despertarte. – Saludó este cerrando el armario tras coger ropa limpia, llevaba puesto un chándal negro con dos rayas blancas en el lateral. – Aun es temprano.

- ¿Por qué madrugas tanto en vacaciones? – Bostezó estirándose como un gato levantarse del colchón.

- No duermo mucho. – Se encogió de hombros – Estoy acostumbrado a este horario y quedarme ahí sin hacer nada me pone nervioso.

- Conmigo en la cama habríamos hecho mas cosas ¡Ay! – Se quejó cuando Sanji le estrujó la nariz con sus dedos.

- No te emociones, marimo salido. – Le detuvo con una risita – Voy a darme una ducha rápida, tengo que ir al mercado a comprar las cosas para hoy y luego ayudaré al viejo en la cocina, así que vas a tener tiempo para hacer el idiota tu solo todo el día.

- Deja que te acompañe al mercado, total ya estoy despierto y luego entrenaré.

- Si no fuera porque el año que viene a saber donde estarás seguro que te gustaría volver a pasar las vacaciones de invierno con el viejo y conmigo. – Se rio, aunque bien sabía que no sería así, él mismo se había puesto una fecha máxima de esa peculiar relación que tenía con Zoro, sería hasta final de curso, después se centraría en All Blue y dejaría atrás todo aquello – Venga, ve a desayunar, el café aun está caliente.

Ya listos, salieron de casa y fueron al mercado, Zoro nunca había ido allí. Cuando compraba los ingredientes para sus comidas, iba al supermercado sin preocuparse de la calidad ni precios. Sanji siempre le regañaba por ello, porque había alimentos perecederos que al faltar poco para que se estropeasen, los ponían más baratos y encima así no se tiraban a la basura en caso de que no se vendiesen.

Al llegar, todos se alegraban de ver al rubio que siempre les dedicaba una sonrisa y unas palabras mientras compraba el género y regateaba algunos precios, sería joven, pero bien sabía cuánto costaba cada cosa y nadie podía engañarle.

Al conseguir unos buenos precios, volvieron al Baratie donde ya estaban todos los cocineros listos para empezar, aunque todavía no fuese la hora de apertura, había mucho que preparar y no podían dejar que se acumulase el trabajo, las reservas estaban completas tanto para la hora de comer y cenar, pero algo sucedía por las caras preocupadas de estos.

- ¿Qué ocurre? – Preguntó Sanji.

- Acaba de llamarnos Pattissier. – Respondió Charcutier, el encargado responsable cuando Zeff no estaba en cocina – El parto de su mujer se ha adelantado y ha nacido hoy, no puede venir a trabajar.

- Claro que no va a venir, merluzo. – Añadió el chef – Tiene una mujer y un hijo de los que cuidar.

- Pero nos falta un camarero. – Trató de defenderse- Hoy vamos a ir de trabajo hasta arriba, con que uno no esté, estaremos saturados.

- No os preocupéis, nos repartiremos las mesas de alguna forma. – Tranquilizó Sanji – Puedo salir de vez en cuando y servir los platos que vaya preparando conforme los haga.

- Yo lo sustituiré. – Interrumpió Zoro ganándose todas las miradas de los presentes – Si solo es llevar platos de un lado a otro no hay problema.

- Bueno, es algo más que eso... - Miró a su padre para ver que le parecía al respecto, aunque tampoco es que pudiesen pedir mucho más, a esas horas ningún otro camarero podría ir a trabajar.

Quiero que seas egoísta - Instituto One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora