Capítulo 15 - Semana Blanca - parte 4

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- Porque...quiero unirme a ti. – Confesó en voz baja en su oído – Quiero que me tomes, Zoro.

Abrió los ojos con sorpresa ante esta petición, era cierto que hacía ya un tiempo le dijo de hacerlo y se negó. Zoro se ofreció ser él el pasivo y fue cuando Sanji tuvo la hemorragia nasal. Desde entonces, no habían vuelto a hablar sobre el tema, por fin estaba listo para dar el último paso.

Iba a ser la primera vez de ambos juntos, la primera vez que Zoro poseería a alguien de su mismo sexo, la primera vez que Sanji sería el de abajo, comprendió entonces sus nervios, con lo sentimental que era para todo, no le extrañaba que se sintiese así, de alguna manera, se le contagió algo de sus nervios y aceleró su pecho.

Asintió con la cabeza y salió de entre sus piernas para tumbarse de lado y acodarse para estar más cómodo, si no quería asustar al rubio era mejor hacerlo despacio, por muchas ganas que tuviera ya de poseerle. Besó su cabello un par de veces hasta llegar a su oreja y mordisquearla, de ahí fue a sus labios centrándose en ellos mientras su mano acariciaba su torso y sus piernas en dirección a su ingle.

- Deja que me prepare. – Le pidió.

- ¿Por qué? – Preguntó deteniéndose.

- No es lo mismo que con una chica...

- Ya lo sé, deja que me encargue yo.

- ... ¿Estás seguro? – Como respuesta Zoro asintió – Esta bien... en mi mochila está lo necesario, en el bolsillo pequeño.

Por suerte no la había lanzado lejos, con estirar el brazo llegó con facilidad, abrió el cierre de la cremallera y ahí encontró pañuelos, lubricante y preservativos. Ya venía con la idea de hacerlo con él, no era movido por el impulso, aunque no le extrañó demasiado. Lo dejó a su lado y retomó lo que tenía pensado hacer, albergar la dureza del cocinero con su mano sorprendiendo a este.

- No tenemos prisa ¿verdad?

- V-verdad. – Sonrió conmovido de que se lo tomase con calma, había cambiado mucho en ese aspecto.

Se dejó tocar mientras Zoro seguía atendiéndole con sus labios repartiendo besos por su torso, cuello y pecho, los nervios desaparecían poco a poco para dejar que solo la excitación ocupase su cuerpo y antes de darse cuenta, este se había humedecido los dedos con el gel y los dirigió a su parte trasera, con su consentimiento, empezó a acariciarlo, este palpitaba por sus toques. Al apoyar el dedo índice, no hubo resistencia alguna y el cuerpo de Sanji le engulló.

- Increíble. – Murmuró el peliverde colándolo hasta el último nudillo mientras el rubio seguía mordiendo su labio inferior para no dejar escapar sus gemidos. Podía moverse con más soltura de lo que se imaginaba, su dedo entraba y salía fácilmente, sin que la dureza del cocinero no perdiese vigor. Miró de nuevo el bote de lubricante, reparando que estaba por la mitad. – No me digas que...

- N-no lo digas. – Pidió cubriendo su boca con la mano, el sonrojo no solo se quedaba en las mejillas, se extendió por toda su cara, hombros y pecho.

Con eso lo dijo todo: se había preparado para él. Tragó saliva con esfuerzo, la timidez extrema y a la vez el descaro de Sanji le volvió loco, quería poseerle de inmediato. Introdujo un dedo más y este jadeó más alto soltando su rostro para aferrarse a la colcha y no retorcerse de placer mientras mantenía los ojos cerrados. Zoro pensó que no había visto nada tan erótico en su vida.

Le besó con vehemencia, robándole el aliento y los gemidos que escapaban de su boca, cuando introdujo un tercer dedo, al ver que se acostumbraba a dos, el rubio hizo una mueca. Tenía que aguantarlo si luego quería recibir algo más grande.

Quiero que seas egoísta - Instituto One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora