Willow y Sunoo son vecinos. Han vivido toda su juventud en un barrio en donde la existencia de chicos de su edad es completamente nula. Eso, hasta que llega una familia nueva al lugar con tres adorables hijos.
𝑁𝑜 𝑠𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑚𝑖𝑡𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑝𝑖�...
No obtuve ningún respuesta por parte del pelinegro, sin embargo, se mantuvo quieto en su lugar, sin mover ni siquieras sus manos las cuales seguían rígidas como rocas sobre la toalla en mi cabeza, como si esa simple acción de su parte fuera lo único qué lo seguía manteniendo firme en ese momento.
Volviendo mi mirada a sus gruesos labios, deslice mis manos hasta llegar a sus mejillas las cuales nunca tomaban color, incluso en ese momento, en el cual mi rostro ardía en fuego el suyo se mantenía pálido.
— Te arrepentirás de esto, Willow... —susurró con un tono de voz ronco y sonreí, sin tomarlo en serio.
Me puse de puntillas con la intención de alcanzar sus labios y cuando lo hice, lleve mis boca hasta la suya sientiendo su respiracion intranquila chocar contra ellos.
Bese a Sunghoon.
Sentí el cuerpo del contrario tensarse ante el tacto de mis labios sobre los suyos y sus manos dejaron de sostener la toalla sobre mi cabello casi al instante.
Había acertado. Efectivamente, los labios de mi vecino eran realmente suaves como se veían.
Con los ojos cerrados y con lo que en un inicio fue la intención de beso, termino siendo algo de solo segundos ya que me separé de él bruscamente, haciendo que Sunghoon me siguiera con su mirada, descolocado.
— Creo que voy a vomitar... —Tapé mi boca al sentir el alcohol devolviendose por mi garganta repentinamente y salí corriendo al baño más cercano que encontré.
Una vez expulsé salvajemente todo mi interior dentro de la taza del baño, lave mi boca dejando caer mi cuerpo sobre el lavamanos completamente derrotada. Observé mi reflejo en el espejo al frente mío y fruncí el ceño al darme cuenta de que mi cabello parecía un nido de pájaros y la mascara de pestañas en mi rostro estaba completamente corrida, haciéndome parecer un panda.
— ¿Realmente me veo así de mal...? —Solté avergonzada de mi misma, tapando mi rostro y sintiendo mi cabeza aun dar vueltas.
Salí del baño sosteniendome de las paredes, pensando que si me separaba de estas me caería directo al suelo. Llegué de vuelta a la habitación de Sunghoon, quién por cierto, había observado todo desde la entrada de esta como la estatua que era.
— ¿Sabes que esta habitación es casi igual a la mía? —inquirí, como si no hubiera sucedido absolutamente nada vergonzoso segundos atrás.
El frívolo chico me siguió con su mirada, mientras yo caía directo a su cama, cayendo en un sueño del que no volví a despertar hasta el día siguente.
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— Willow.
Sentí la suave voz de Jisoo cercana, pero mantuve mis ojos cerrados, sin ganas de despertar todavía.
— Willow, tu madre esta aquí.
Eso fue suficiente. Abrí mi ojos de golpe y me senté, haciendo que una fuerte jaqueca me aturdiera y soltara un quejido.
