13. Escapism

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El día siguiente a primera hora en la mañana me encontraba en la oficina de la dirección junto a mi madre. Se había enterado sobre el incidente con esos chicos y yo en lo personal, realmente estaba muerta de miedo de acabar calva o hasta sin cejas, ¿Cómo podía estudiar tranquila sabiendo que esos locos asistían a mi escuela?

La directora entendiendo la situación, de hecho, me sorprendió su trato tan amable y atento ante el caso. No era la primera vez que venían a reclamar por el comportamiento de ese dúo de estudiantes, por lo que tomando en cuenta las otras denuncias por parte de alumnos con situaciones parecidas, termino por cancelarles la matrícula.

Un final victorioso a mi favor.
Por fin.

— ¿Hablas en serio? —Sonrió Jisoo incrédula.

— Es la mejor noticia de esta semana... —Me hizo saber Sunoo peinando mi cabello con su mano orgullosamente y asentí, abriendo una barrita de chocolate para comérmela, la cual por cierto me la había dado la directora.

Tenía miles de ellas en su oficina coleccionadas como trofeos en una repisa.

— Esto tiene que ser celebrado, ¿Les gustaría salir hoy en la noche? —expuso Jisoo llevando sus manos hasta sus caderas con picardía.

— ¿Te refieres a irnos de fiesta? ¿En dónde tengo que firmar? —Sonrió rápidamente Sunoo y reí.

— ¿A dónde quieres ir? —pregunté.

— Bueno, oí decir a Heeseung que abrieron una disco bar cerca del vecindario bastante bonito, creo que es un boom. Se llena todas las noches.

— ¿Qué hay de las restricciones de edad? Todavía no cumplo los dieciocho... —Suspiré con pesar. Jisoo ante mi comentario rió, haciendo un gesto con su mano para quitarle importancia.

— ¿Crees que no lo pensé? También le pregunté sobre eso y dijo que solo te piden tu identificación si aparentas ser menor de edad. Solo debes vestirte mejor, ya sabes... —Me guiño el ojo y sonreí con bellaquería.

— Eso suena adrenalínico, hagámoslo —alentó Sunoo y asentí, levemente emocionada ante la idea.

En casa de Sunghoon por las clases de matemáticas, noté que mientras el pálido revisaba los ejercicio que me había hecho hacer, de vez en cuando pasaba su mirada por mí

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En casa de Sunghoon por las clases de matemáticas, noté que mientras el pálido revisaba los ejercicio que me había hecho hacer, de vez en cuando pasaba su mirada por mí.

— ¿Tienes algo que decirme? —inquirí, cruzándome de brazos con una sonrisa juguetona.

— No —contestó secamente, sin desviarse su mirada del cuaderno.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces que? —Alzo su mirada hacía mí, sin parecer entender a lo que me refería.

— Estás actuando raro —dije, por no decir que parecía tener imanes en sus ojos y yo era el refrigerante que no dejaba de mirarme, pero no quería sonar engreída como él y preferí ser humilde.

DEVIL'S ADVOCATE / SUNGHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora