10. ¿Aceptas?

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Sumergida dentro el agua aún podía escuchar la música del lugar retumbar en mis oídos.

La verdad en ese momento no tuve ninguna reacción, o no la que debería de haber tenido, puesto que mi cerebro tomo lo sucedido como algo irreal y empezó a actuar como si estuviera en una especie de sueño.

Observé mis manos bajo el agua con un sentimiento anormal hasta que alguien también se hundio dentro de la piscnia, desprendiendo rápidas burbujas que chocaron contra mi rostro como una especie de masaje, haciéndome sonreír mientras me protegía con mis manos.

Sentí dos manos sobre mi cintura y el rostro de Sunghoon apareció repentinamente frente a mí.

¿Qué hacía él aquí?

Me apego contra su cuerpo y se dió impulso para volver a la superficie, todo solo en segundos.

Al llegar devuelta a al exterior parecí caer en cuenta solo entonces de lo que había sucedido.

Tosí el agua que había tragado sin siquiera darme cuenta sobre el cuello del pálido, mientras esté me acercaba a la superficie, en dónde lo esperaba Heeseung junto a Jisoo quién se veía realmente preocupada.

Apenas estuve contra la orilla de la piscina el moreno me agarro de los brazos, ayudandome a salir rápidamente de esta.

A nuestro al rededor todo había vuelto a la normalidad, uno que otro estudiante nos miraba o chismeaba, pero los demás seguían festejando e incluso yendo directo a saltar a la piscina.

— ¿Estás bien? —Heeseung saco el cabello húmedo de mi rostro y asentí, despistada.

— Ese Idiota ya se fue... —Se acercó a mi lado Jisoo, pasando su mano por mi hombro—. Deberías cambiarte de ropa...

— ¿Qué dices? Fue genial, ¿Y si me vuelvo a tirar? —Bromeé tomándolo como chiste, pero de los tres hermanos, ni siquiera Heeseung sonrió.

— Por este tipo de cosas odio las fiestas... —gruñó Sunghoon detrás mío sacudiendo el agua de su cabello la cuál aun goteaba. Jisoo se cruzó de brazos viéndose culpable y sentí la mano de su mellizo agarrar la mía—. Ven.

— Espera... Quiero quedarme aquí —Traté de soltarme de su agarre pero fue en vano.

Nos metimos a la casa, pasando entre los estudiantes que al vernos nos sonreían con miradas graciosas, sin entender el contexto de nuestra situación.

Sunghoon me dirigió escaleras arribas, en dónde la música se escuchaba lejana y la presencia de estudiantes ya era nula.

Pasando por el oscuro pasillo entramos a su habitación, en dónde esté encendió la luz, dejándome verlo con más claridad.

Su camisa de algodón blanco se pegaba a su abdomen trasluciéndolo y su buzo oscuro aun goteaba agua.

— No vamos a estudiar matemáticas, ¿O sí? —inquirí, formando una expresión de completa preocupación.

Sunghoon me ignoró y soltando de mi mano se fue de la habitación, volviendo al rato con dos limpias toallas.

— Toma, sécate. —Tiró una de las toallas hacía mi dirección y ante mis lentos reflejos, cayo con una gran puntería directo en mi rostro.

Solté una risita y saqué la toalla de mi vista, encontrándome con algo que hizo que mis ojos se abrieron en sorpresa y mi sonrisa desapareciera lentamente.

Sunghoon se había quitado la camisa, dejándome ver su espalda blanca y desnuda.

Esté sin notar mi mirada, saco una camisa negra de su closet mientras dejaba la humeda de lado.

Sentí un leve calor llegar a mis mejillas cuando esté se dió vuelta a mi dirección, dejandome ver una parte de su abdomen antes de ser cubierto por su camisa, pero, mi atención fue atrapada por el un gran moretón que ocultaba cerca de su cintura.

Al parecer, el encuentro que había tenido con esos chicos el otro día había sido realmente serio.

— ¿Qué esperas? Sécate. —Me dió un leve empujón al ver que mantenía la toalla tapando mis labios, inmóvil, como si eso fuera suficiente para pasar desapercibida ante su vista.

— Creo que estoy ebria... —murmuré y Sunghoon me dió una mirada densa, quitándome la toalla de mis manos y dejandola como un manto de virgen sobre mi cabello, comenzo a secármelo.

— ¿Por qué... eres tan amables conmigo? Ya me mostraste tu verdadero ser detestable, no es necesario que finjas denuevo —inquirí obsrvando su acción un tanto confundida.

— ¿Quién te tiro al agua, Willow? —Sunghoon posó sus ojos sobre mi rostro, ignorándo por completo mis palabras.

— Fue uno de los chicos con que peleaste, se le había acercado a Jisoo... —admití, sintiendo que cada vez las palabras de mi boca salían con lentitud, como todo lo que sucedía frente a mis ojos.

El rostro de Sunghoon se tensó ante mi respuesta, mostrándose intimidante pero a la vez atractivo ante la forma en que caían sus mechones de cabello húmedo sobre su lisa frente.

Dejó de secar mi cabello y bajó sus manos hasta mis hombros, haciéndo que en mi mente comenzaran a entrar pensamientos incongruentes y intrusivos, haciéndome soltar un par.

— ¿Te digo algo, Sunghoon? —lo miré, comenzando a acortar la distancia entre nosotros lentamente—. Sí realmente hubieras sido un chico agradable como el primer día que te ví, estoy segura que me hubiera terminado enamorando de tí...

Le hice saber con mi rostro relajado gracias a la dosis de anestesia que el alcohol bailaban en mi estómago provocaba en mí.

Sunghoon me quedó mirando con un semblante inexpresivo y rígido, tanto así que me dió la impresión que era una estatua, pero entonces pestañeo y deje de pensarlo de esa forma, ahora era un robot inteligente.

— Estas ebria —contestó, con un tono de voz seguro.

— Realmente... así realmente, te me hiciste el chico más bonito que mis ojos habían visto... —Balbuceé, mientras le sonreía adorablemente.

Sunghoon dejó de posar las manos sobre mis hombros desnudos, como si mis palabras lo hubieran sobresaltado, o tal vez asustado.

— Cierra la boca —Frució su ceño y llevé rápidamente mis manos a esta, asintiendo entretenida.

La mirada del pelinegro sobre mí pareció tornarse aún más oscura de lo que ya era. Bajé mi vista hasta sus labios, observando la pequeña herida en ellos.

— ¿Me dejas hacer algo? —sonreí ligeramente nerviosa, dejando de tapar mis labios.

— No —contestó secamente, mientras volvía sus manos hacía mi cabello, continuando de secarlo para que no agarrara un resfriado por el cambio de temperatura o algo parecido.

Se me ocurrió llevar mis manos a su cintura, recordando como lo había hecho conmigo Heeseung con anterioridad.

Sunghoon ignoró mi acción, continuando con lo que hacía, por lo que entonces sintiéndome relajada ante el "masaje" en mi cabello descansé mi cabeza sobre su pecho, elevando mi mirada a su rostro.

El pelinegro comenzo a detener sus movimientos y lo vi tragar saliva con dureza, marcando con fuerza la manzanda de adán en su largo cuello.

Con la timidez y razonamiento lógico inexistente en ese momento, lleve atrevidamente una de mis manos  en dirección a su rostro, tocando con mis dedos sus labios con la intención de verificar la suavidad en ellos. Ante mi osada y estúpida acción, Sunghoon detuvo por completo sus movimientos, apretando sus manos en el final de la toalla.

— Wow... ¿Qué bálsamo labial usas? ¿Te inyectaste acido hialurónico en ellos?—inquirí y la mirada del pelinegro se fue directo mi rostro, inquieto.

— Willow.

— Es increible...

— Willow, détente.

— ¿Puedo besarte, Sunghoon?

DEVIL'S ADVOCATE / SUNGHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora