Para Paulo, Julián era un muchacho atento, simpático y alguien con quien podía mantener una charla cálida. Le caía bien, pero sabía que a Cristian no. Conocía a su amigo, el moreno, que siempre tenía alguien que le desagrada por esto o por lo otro. Había tantas cosas que conocía de él que prefería guardarlas para sí, porque sabía que ni el mismo Cristian tenía idea.
—Al final, ¿hablaste con Nahuel? —preguntó Paulo, viendo a Julián atarse los cordones.
—Sí, pero —suspiró —, me molestó su actitud. Se enojó conmigo también.
—¿Por qué?
—Porque le dije que era incorrecto que actúe de esa manera con Cristian. —Julián hizo una mueca. —Me dolió que hiciera eso. Si pudo traicionar a Cristian, puede hacerlo con cualquiera. —Hizo un pequeño puchero, pensando. —Es una situación fea.
—¡Es lo que te dije! —Paulo le dio un golpecito en el hombro. —¿Pero viene hoy?
—¿Nahuel? No creo —suspiró pesado —. Él y Lisandro se llevaban tan bien.
—Pero Licha es amigo del Cristian, olvidate.
Se miraron con un poco de melancolía, viendo que su grupo de fútbol de los viernes empezaba a tener una grieta. Sabían que esta no era la primera vez que pasaba esto y les aterraba volver a empezar.
—Otra cosa —seguía Julián ahora —, ¿lo viste al Sonny?
—No.
—Qué raro. —Al menos eso ayudó a aligerar el ambiente que había entre ellos dos. —Después lo tengo que buscar para pagar la cancha.
No dijeron más mientras se recostaban mejor en el banco frente a la entrada de la cancha que habían alquilado. Allí había otro partido. Paulo se preguntaba por qué siempre Julián pedía la cancha del fondo. Unos chicos alquilaban la cancha una hora antes que ellos, los mismos de todos las veces. Era como si cada viernes se repitiese el mismo patrón.
"¡Hora!" gritó uno de los trabajadores del club. Los tres partidos simultáneos se frenaron. Los chicos de la cancha del fondo se preparaban para salir y, en eso, uno de los chicos saludó a Julián, levantando la mano.
—¡Juli! ¿Me estabas mirando? —Se acercó uno de los chicos de la hora anterior, risueño y bromista. Se saludaron con un beso en el cachete y una mano que se agarraba de la cintura del otro. Paulo se quiso reír.
—No, estaba esperando a los chicos. Ojito lo que hacés, Enzo. —Le dió un golpe en el hombro. Julián se reía mientras veía al chico irse con su grupo.
De lejos, Enzo le dijo:
—Yo me porto bien. —Se rieron los dos. —¡Nos vemos!
Paulo miró a su amigo, esperando una respuesta. Pero sólo encontró a Julián con una sonrisa boba viendo dónde Enzo se iba.
—¿Quién es? —insistió Paulo.
—Enzo. —Hasta para decir su nombre de nuevo se le iluminaba la cara. —Un amigo —aclaró. —Es re simpático.
Paulo empezaba a darse una idea de por qué Cristian odiaba tanto a Julián. Sólo se rió con la idea cruzándole la cabeza. Tenía más cosas para oír de ambos.
Entonces, de casualidad, a lo lejos, Paulo vio a Cristian cruzar la puerta del fondo, caminando hasta la cancha del fondo con Valentino en brazos. De vez en cuando miraba para atrás, pero trató de mantenerse mirando al frente. Cuanto más se acercaba, más se le veía la cara de confundido que tenía.
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Friday (I'm in Love) | Cutison.
FanfictionPerdido en la ciudad que no ve nevar. Buenos Aires, 2007. Él aprendía a vivir solo cuando la casualidad lo llevó a abrir viejas heridas que creyó haber cerrado y amores que juró haber olvidado. ¿Hasta dónde somos nosotros mismos? Cristian volvía a...