Capitulo 40: Independencia y nieve en Buenos Aires, parte dos

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—«Hola, Cristian».

Tuvo que respirar profundamente para no entrar en pánico. Su corazón latía fuerte y sus manos empezaban a sudar. Había olvidado el frío que hacía esa noche sólo oyendo su voz. No sabía si sonreír, si preocuparse, si decir o dejarlo hablar. No sabía. Era heungmin. Estaba seguro. Esa era su voz.

—«¿Estabas durmiendo?»

—No, no, estaba en el sillón... con frío —agregó lo último.

—«Sí, hace frío»

Estaban los dos en silencio. Sabía que Heungmin no iba a llamarlo sólo para informarle del clima. Iba a preguntar, pero Heungmin lo interrumpió.

—«Sé que es tarde pero... necesitaba saber de vos. Es bueno volver a escucharte de vuelta»

—¿Dónde estás? —Ni siquiera lo dudó.

—«En la plaza, frente al club ¿por qué?» —Ante el silencio, lo escuchó gruñir. Parece que le había dado un puñetazo a algo con cierta suavidad. Se oía frustrado. —«No sé por qué te llamé, perdón. Es que… sólo…»

—Esperame ahí, estoy saliendo.

La llamada se terminó.

Buscó un abrigo.

Dos.

Las llaves.

Se puso las alpargatas.

Salió corriendo al auto.

Condujo por la noche helada de domingo, con el corazón a mil por hora. No pensaba. Ni deteniéndose en los semáforos lograba detener a su mente que se dejaba llevar por el impulso, por el algo que cubría su corazón que volvía a latir con ganas después de tanto tiempo. Cristian siempre fue alguien que pensaba las cosas antes de hacerlas, pero cuando se trataba de Heungmin, no podía hacerlo.

Su auto aceleró un poco por la avenida vacía mientras se iba acercando más y más a la plaza. Su corazón quería salir desbocado cuando pudo verlo sentado en el banco de la plaza.

Lentamente su auto se estacionaba frente a Heungmin, que se levantó para recibirlo. Sus miradas se conectaron, una sonrisita de siempre se pintó en la cara de los dos. En ese lugar tan incómodo, no había espacio para un sentimiento tan grande.

—Gracias por venir. —Fue lo primero que Heungmin dijo entre tanto silencio haciendo ruido. Una suave e incómoda sonrisa se le pintó en la cara. —No era necesario, yo… no quería molestarte. Sólo…

El frío viento que empezaba a levantarse llenaba el ambiente silencioso entre Heungmin y Cristian. Eso más el abrir y cerrar de la puerta del auto, que apenas se cerró, parece que todo quedó del otro lado. Estaban ellos dos. Solos. Por fin, parados uno frente al otro.

Había tanto por decir.

—... De verdad, hace mucho frío. —Terminó de hablar.

—¿Tenés mucho frío? —preguntó Cristian preocupado —. Traje... un abrigo. No sé si necesitás pero… —Se rascó la nuca. —Justo...

Y no pudo terminar de hablar. Heungmin lo atrapó en sus brazos y se enterró en él, como si no hubiese aguantado más. Porque sí, las palabras sobraban entre ellos, en ese momento. Cristian no sabía si responderle, si estar enojado, si estar feliz, si ceder.

Claro que cedió. Lo abrazó por la cintura, dejándolo acomodarse en él. Por fin volvía a sentir algo. Sonrió cuando el calor de Heungmin se pegaba a él, como abrigo contra el frío, cualquier frío. El impulso del abrazo lo recostó contra la puerta del auto, sosteniendo que ninguno de los dos caigan.

Friday (I'm in Love) | Cutison.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora