Capitulo 42: Independencia y nieve en Buenos Aires, parte extra

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Un sorbo a la taza caliente y sus ojos se abrieron con sorpresa. El sabor a chocolate caliente que pasó por su boca lo dejó encantado.

—Es muy rico— Heungmin tenía la taza de malta con cacao en sus manos.

—¿Viste?— Cristian le pasó la manta por los hombros a Heungmin. —Tomalo, que se enfría. Así se te calienta el cuerpo—

La manta los pegó, haciendo que se acurruquen en el sillón, pegados los hombros uno del otro. Habían venido de afuera y todavía tenían el cuerpo helado por la nieve.

Cristian pasó sus brazos por Heungmin y lo pegó a su cuerpo, haciendo que se recueste en él. Negó con la cabeza cuando Heungmin le pasó la taza, convidándole de lo que estaba tomando.

—Es tuyo— Cerró los ojos, acomodándose en él. —Lo hice para vos—

Afuera, nevaba. Heungmin podía ver la nieve por la ventana de la casa de cristian, sintiéndose feliz de pasar la primera nieve bajo la manta con él. Sorbió de la taza de vuelta, sintiendo el calor que le daba la bebida, la manta y Cristian. Estaba protegido de todo.

Se acomodó en el hombro de Cristian y oyó su respiración tranquila, suave, haciendo que Heungmin también se relaje. Lo miró y notó que estaba dormido, con la mejilla apoyada en su pelo.

La taza estaba a medio tomar y sólo se agachó para dejarla en el suelo, pero los brazos de cristian lo atraparon, atrayéndolo de nuevo. Por suerte, la taza no se volcó.

—Quedate a dormir— le dijo Cristian con la voz de medio dormido.

No había pensado en esa posibilidad. Lo pensó unos segundos.

—Es lunes, en la mañana tengo que ir a la universidad—

—Es feriado— Cristian parecía cada vez más dormido, tanto que empezaba a perder la estabilidad en el sillón. —Quedate—

Cristian se estaba cayendo para un costado, acomodándose para dormir a lo largo del sillón. Heungmin le palmeó el hombro fuerte mil veces, despertándolo, porque mientras se caía, se lo estaba llevando a él.

Cristian se acomodó en el sillón. Encima suyo, Heungmin, acostado en su pecho. Podía oír sus latidos, cálidos, calmados, acompañados de respiraciones suaves que lo acunaban.

Su respiración siguió la de Cristian y sus latidos, también. De a poco, se iban cerrando sus ojos, sus manos se relajaban y, sintiendo las caricias de Cristian en su espalda, no se dio cuenta cuando cayó dormido.

La noche pacífica del nueve de julio, que derretía los corazones congelados y los pasados quedaban atrás.

La noche pacífica del nueve de julio, que derretía los corazones congelados y los pasados quedaban atrás

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es el primer capítulo cortito lindo

edit: (y el último)

Friday (I'm in Love) | Cutison.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora