Hace cientos de años.
Luego de volar por mucho tiempo, huyendo de su familia, un joven dragón llamado Mirius, encontró una pequeña montaña en lo alto de una zona en el territorio de los que solían llamarse "elfos."
["Esto servirá."]
Cansado por su largo viaje, el dragón hizo un agujero con su magia en el centro de la montaña y luego de ampliar el interior de esta para poder caber cómodamente, rasco la tierra y se preparó para dormir.
Usando magia, sello la entrada con plantas y formo un largo pasillo estrecho para que ningún otro dragón pudiera llegar hasta él.
Su intención era crear una tumba.
El tiempo paso y los seres más pequeños, como animales, monstruos débiles, humanos o elfos oscuros que encontraban aquella cueva por accidente, le servían como alimento, pero llego un punto en el que esto empezó a cansarlo y decidió ignorarlos para solo dormir.
Durmió durante muchos años seguidos y cuando despertó, noto que su cuerpo se sentía pesado. Cuando miro a su alrededor, noto que bastante tierra y plantas lo habían cubierto debido a su larga inactividad.
["Ah, demonios... ¿Cuánto dormí?"] —dijo cuando vio lo sucias que estaban sus escamas.
["Oh... que interesante. No eras una roca, después de todo."]
["¿Mm?"]
Al girar la cabeza, vio cómo un humano se encontraba sentando frente a él, mirándolo no con miedo, como era común, sino con sumo interés. Llevaba una túnica holgada color blanca, un anillo en cada dedo de ambas manos y un collar con una cruz negra colgando.
["¿Un humano? ¿Qué hace aquí?"]
["Vaya, puedes hablar. Otra cosa de la que no estaba enterado."]
Mirius se sorprendió de que pudiera entenderlo, pues solo era un idioma que pocas especies podían hablar. Pensó en preguntarle la razón, pero aún seguía algo aturdido después de dormir tanto. Así que decidió simplemente ignorarlo.
["Escucha, humano. Ahora no tengo interés en ti, así que te dejaré ir por esta-"]
["Gracius."] —lo interrumpió de inmediato.
["¿Qué?"]
["Mi nombre es Gracius, no humano. Agradecería que lo recordaras."]
Mirius no entendía nada. Normalmente los humanos huían al ver a un dragón, ya que los reconocían como seres superiores e inalcanzables. Sin embargo, este de aquí mostraba una gran confianza —tal vez demasiada— y le hablaba como si fuera su igual.
["Escucha. ¿No entiendes que estas frente a un dragón? Deberías estar temblando, no sonriendo. "]
["¿Dragón?"] —respondió Gracius confundido. — ["Hasta donde yo sé, solo existen 4 razas inteligentes en este mundo. Los Sangria, los elfos oscuros, nosotros los humanos y esas extrañas criaturas que no quieren contactar con nadie. Nunca escuché hablar de algo así como un... 'dragón'."]
["¿Qué?"]
Mirius no podía creer lo que acaba de escuchar. Recordando el estado en la que su tribu había quedado antes de huir, un escalofrío le recorrió la espalda y sentía que no podía respirar. Ya que, si lo que decía era verdad, entonces solo significaba una cosa.
["Perdimos... la guerra."]
Se recostó una vez más en el suelo y empezó a mirar hacia la pared, mientras sentía como un vacío lo invadía. No sentía tristeza, pero tampoco alegría, no estaba seguro de que decir, pero sentía que debía decir algo. Todos estos pensamientos, le impidieron mover un musculo.
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Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)
Fantasy"Si eres el más fuerte entonces... ¿Cómo logré quitarte todo?" Kino Mato solía ser un estudiante normal, hasta que repentinamente fue transportado hacia Grigaria, un mundo de fantasía dividido en 8 Países que se encontraban en aparente paz. Sin emba...