Capítulo 36: Una historia sobre libertad - Parte 1

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El primer recuerdo de su familia, fue el de sus padres sonriendo al verla caminar por primera vez.

Y el ultimo, fue el de esos mismos padres con una expresión de disgusto mientras la expulsaban de su hogar. Y la de su hermano menor, el cual la despedía con una tierna y sincera sonrisa.

En una mansión ubicada en uno de los 5 Países dominados por humanos, una niña de cabellos rojizos se encontraba estudiando en su habitación como todos los días, para ser una digna heredera de su familia.

Como la única mujer de su familia de 7, la cual de consistía de 4 hermanos mayores y sus padres, debía cumplir las expectativas que conllevaba su apellido y convertirse en una señorita que desposara a un buen hombre para así mantener un linaje digno.

Y aunque esta vida no le disgustaba, había algo en el rostro de sus hermanos al estudiar o trabajar, en el de su padre al verlo ejercer su puesto como duque y en la gran elegancia de su madre; que le causaba una pequeña inquietud en el pecho.

Sentía que había algo diferente en sus acciones y en las de ellos.

¿Qué es?

Se preguntaba todos los días mientras observaba las estrellas a través de su ventana. Y cada día, cada semana, cada año, ese sentimiento siguió creciendo y sin darse cuenta, su motivación para vivir empezaba a perderse.

Hasta que cierto día, sucedió algo que nunca hubiera imaginado.

[¡Ay! ¿Padre? ¿Qué pasa? ¿Por qué me empujas?]

[¡No me llames así! ¡Maldita inútil!] —exclamó el hombre al que alguna vez llamo padre. —[¡Si hubieras sido obediente, ahora seriamos parte de la realeza!]

[Pero padre, ese hombre me intento-]

[¡Y eso que me importa! ¡Era tu trabajo! ¡Largo! ¡Largo!]

Cierto día de otoño, a la tierna edad de tan solo 12 años, la niña fue expulsada de su casa, luego de que rechazara la oferta de "pasar el rato" con un anciano noble que tenía conexiones con el soberano de unas tierras adyacentes.

Y tan solo unos momentos después, la situación solo empeoró.

[¿Quiénes son ustedes? ¡Oigan! ¡¿Qué me hacen?! ¡Papá! ¡Hermanos!]

Los gritos de la niña fueron opacados mientras era aprisionada por cuatro hombres de aspecto aterrador. La ataron de manos y pies; y luego de meterla en un saco, se la llevaron a una tierra desconocida.

Uno de los hombres se acercó a la puerta de la mansión dónde vivía la niña, toco la puerta y su padre salió a recibirlo.

[Eso es todo, señor. Un placer hacer negocios con usted.]

[Sí, sí, sí. Solo llévensela delincuentes.] —dijo el padre mientras le daba una bolsa con varias monedas. —[Por suerte solo unos pocos sabes que la tuve. Haré que el mundo la olvide.]

[Me sorprende que quiera hacer esto, pero ¿no le parece muy cruel vender a su hija como esclava? Podríamos tan solo... ya sabe.]

El hombre paso su dedo por el cuello mientras sonreía, pero la expresión del padre no cambio en ningún momento.

[Eso es asunto tuyo. Además, no sé de qué me hablas...

Yo no tengo ninguna hija.]

El padre cerró la puerta con fuerza y al escuchar los pasos de sus guardias dirigiéndose a la entrada, el misterioso hombre, satisfecho con su pago, se retiró de inmediato.


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Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora