Luego de pasar varios días sobre los tormentosos mares que rodeaban Equios, Arcel, el elfo oscuro, finalmente se encontraba cara a cara con las criaturas que estuvieron dirigiendo el destino de todos hasta ahora.
Y, de todos ellos, a quién estaba buscando era a...
[Tú debes ser Viviera ¿eh? La Reina de los Elfos Oscuros.]
[Ohhh...] —respondió la Riaro. —[Hace mucho que no me llamaban por ese título.]
...su ancestro. La creadora de los elfos oscuros.
[Pero vamos, vamos. No te quedes ahí. Ven, ponte cómodo.]
La expresión altanera de la elfo cambió a una llena de amabilidad y proyectando un pequeño circulo con 3 símbolos en su mano izquierda, creó una pequeña mesa y dos pequeñas sillas e invitó a Arcel a sentarse. Propuesta que él, aceptó sin dudar.
Con que ella es la razón por la que mi familia vivía aislada ¿eh? —pensó Arcel mientras observaba a la Riaro. —Mi padre tenía razón, los elfos oscuros son solo las sobras de otra raza. Todos esos de mi aldea, que rechazaron su teoría, deben estar revolcándose en sus tumbas ahora mismo.
[¿Y bien? ¿Qué te trae por aquí, pequeño? Dudo que solo hayas venido a conocerme.]
[Fue algo bueno confirmarlo, pero no vine hasta aquí por eso. Es algo que quizás sea de su interés.] —respondió Arcel confiado.
[Oh. Me gusta esa mirada. Debe ser algo grande.]
[Así es, mi reina.]
Arcel bajó de la silla y se arrodillo para mostrar respeto. Y con la cabeza baja, declaró la mentira que ocasionaría el conflicto en este mundo, una vez más.
[Los humanos... no planean continuar con el trato.]
... ... ...
... ... ...
... ... ...
[¿Qué?] —exclamó Viviera con ira, luego de un largo silencio.
De pronto, la magia de la Riaro aumentó de golpe y esta vez se expandió tanto que cruzó los mares que rodeaban Equios. Los males se calmaron y algunos de los monstruos que habitaban allí, se desmayaron. Su fuerza era tal, que deshizo momentáneamente la maldición del hechicero Paradox.
Los otros Riaros estaban con una expresión casi similar y de la nada, un hoyo en la arena se abrió cerca de ellos.
["¿Qué? ¿Lo dices en serio?"]
De su interior, salió la mitad del cuerpo de un pequeño hombre de extremidades cortas, calvo, de ojos rojos y que poseía una extraña armadura que le permitía viajar bajo tierra. Parecía lo que llamaríamos un "enano", pero extrañamente, no era muy velludo y tampoco cargaba ningún arma como en las típicas fantasías.
["Cielos, esos humanos."] —comentó el Riaro enano. —["Les dimos 50 años más y ahora ¿quieren volver a oponer resistencia? Que insolentes. Mi raza aceptó su extensión con gusto. No sé porque se esfuerzan tanto por sobrevivir."]
["Ni que lo digas, Tilent.] —afirmó el Riaro duende. —["Si sabes que eres débil, solo acepta tu destino y ya. Mis compañeros debes estar felices de no lidiar más con conflictos."]
["Ustedes dos. Silencio. Nuestra señora aún no termina de hablar."] —dijo el Riaro Sangria, quien seguía encima del Riaro con forma de dragón.
Todos observaron atentamente a Viviera, esperando lo peor, debido a su problemática personalidad, pero sorprendentemente, simplemente tomó aire y cambió la forma de su silla a la de un sofá para estar más cómoda.
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Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)
Fantasía"Si eres el más fuerte entonces... ¿Cómo logré quitarte todo?" Kino Mato solía ser un estudiante normal, hasta que repentinamente fue transportado hacia Grigaria, un mundo de fantasía dividido en 8 Países que se encontraban en aparente paz. Sin emba...