Luego de que Muria acordara viajar junto a Kiri y Kino, la hechicera debía informar al Gremio de Aventureros sobre cómo completó la misión de la Cueva Aulladora para obtener la recompensa.
Les menciono como enfrentó a la criatura y como se hacía llamar "dragón" además de las muertes de sus compañeros. Un grupo especializado llego al lugar y luego de ver el estado en el que estaba, no dudaron en creer su historia.
Mientras tanto, Kino y Kiri pasaron la noche a las afueras de la capital de Harasa.
Cuando el sol se elevó en cielo, anunciando la mañana, Muria por fin llego, con sus ropas negras de siempre restauradas y cargando consigo dos bolsas en su hombro.
[¡Tomen esto!] —dijo mientras lanzaba las bolsas. —[Después de todo lo que paso, seguro lo necesitan.]
Las bolsas estaban llenas de ropa.
En la bolsa de Kino, había ropa común de aventurero. Un chaleco de cuero y pantalones que eran de una tela simple. Un cinturón negro en el que podías colocar una daga o algún aditamento y unas botas largas elegantes que llegaban hasta la rodilla.
Además, había una gran tela que podía cubrir todo el ancho de sus hombros y que también se podía usar como capa o para cubrir su rostro.
["Oh, que bien me queda. Parezco todo un aventurero."] —expresó Kino cuando terminó de ponerse todo.
A diferencia de la ropa de campesino con la que había llegado a este mundo, está era mucho más elegante y no podía evitar emocionarse por ello.
La ropa para Kiri, consistía en ropa interior de una sola pieza, una blusa elegante, un abrigo largo color oscuro, unos shorts color negro, medias largas y unas botas hechas de un material bastante ligero.
Debido a la quemadura que se había hecho, Kiri decidió cubrir con vendas su brazo herido y pensando que debería combinar, también cubrió con vendas su otro brazo, a pesar de que no tenía ningún daño. Resultando en una apariencia elegante por la blusa y el abrigo que llevaba, pero a la vez ruda por las vendas en sus brazos.
[Mmm... supongo que está bien.] —comentó Kiri algo disconforme.
Siempre había usado ropa ajustada que le cubría cada parte de su cuerpo, así que llevar algo tan común se sentía extraño.
["A mí me gusta. Se te ve bien, Kiri."] —dijo Kino con una sonrisa.
[Ah, ¿sí? Pues... este... gracias.]
Las orejas algo puntiagudas de Kiri se enrojecieron, algo avergonzada por el elogio mientras que a la vez se recogía su largo cabello. Kino no tenía ninguna otra intención al decir aquello, pero era inevitable pensar otra cosa al ver la reacción de la elfo oscuro.
Y esto precisamente, era algo de lo que Muria estaba cansada, pues ya lo había visto cientos de veces entre sus compañeros de Potencial Oculto. Así que no podía evitar tener una expresión de aburrimiento mientras los observaba.
[Dejen el coqueteo para después ¿sí?] —dijo Muria mientras pasaba entre ellos para separarlos. —[Les hice el favor de comprarles ropa, así que llévenme de una vez a Equios ¿bien?]
[¡No estamos-! Digo... sí, supongo que ya deberíamos irnos.] —respondió Kiri ante las exigencias de la hechicera.
[¿Y bien? ¿Dónde tienes el mapa? Quisiera verlo para trazar la mejor ruta.]
[¿El mapa? Ah, claro. Dame un segundo.]
En un vil y frio cambió de decisiones, Muria decidió continuar con su viaje sola, así que planeó quitarle el mapa a Kiri y luego eliminarla tanto a ella cómo Kino.
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Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)
Fantasy"Si eres el más fuerte entonces... ¿Cómo logré quitarte todo?" Kino Mato solía ser un estudiante normal, hasta que repentinamente fue transportado hacia Grigaria, un mundo de fantasía dividido en 8 Países que se encontraban en aparente paz. Sin emba...