[No... esto... es... es imposible.]
[No podemos rendirnos. Debemos acabar con esto.]
Hace 30 años. En Equios. A finales de la Guerra de la Paz.
En uno de los cientos de campos de batalla, dos soldados que habían sobrevivido se preguntaban qué hacer mientras se escondían del Riaro que había aniquilado a todos sus compañeros.
[Estamos... perdidos...] —murmuró el primer soldado entre lágrimas.
[No digas eso. Hasta que cada uno de nosotros caiga ¡Aún hay esperanza!]
El segundo soldado trato de calmar a su amigo, pero lágrimas de frustración volvieron a brotar de los ojos del primer soldado al recordar la terrible realidad.
[¿Esperanza? ¿Esperanza?] —el soldado tomó a su compañero del amuleto que siempre llevaba en el cuello y lo miró totalmente sumido en la desesperación. —[¡¿Cómo quieres que tenga esperanza?! ¡Incluyendo a los Sangrias y a los elfos oscuros! ¡Nosotros somos miles! ¡Y ellos... APENAS SON SIETE!]
Así es.
Este era otro dato que la humanidad ocultaría en el futuro. El número de enemigos con el que las tres razas, que con sus cientos de soldados se habían enfrentado, solo era de siete.
En este mundo, solo existían siete Riaros actualmente y solo los pocos que sobrevivieron a la guerra conocían esta verdad.
BUUUUUUMMM
De pronto, grandes llamas pasaron a su lado, desapareciendo los muros que los resguardaban. Observando cómo se había carbonizando toda la zona que tenían en frente, ambos soldados voltearon con horror, al notar a la criatura que había lanzado el ataque.
[¿Terminaron de hablar?] —habló la criatura de voz profunda. —[¿Disfrutan el espectáculo?]
[¿Pero ¡¿qué...?!] —exclamó pálido el primer soldado. —[¡¿Qué es... esa cosa?!]
[¡No! ¡No! ¡Es imposible! ¡Creí que los Riaros... tenían forma humana!]
SLASH
Observaron como la garra del Riaro se levantaba y luego de un movimiento violento, todo ante sus ojos, se oscureció.
*** *** ***
[¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH!]
Soltando un grito, el rey Irgald, soberano del País con el mismo nombre, abrió los ojos. El sudor recorría su frente y su corazón no dejaba de palpitar por el miedo de aquellos recuerdos.
[Ahh... ohh... ya veo...] —dijo aliviado al ver que se encontraba en la sala donde se reuniría con los demás líderes del mundo. —[Solo fue un sueño... maldición... ¿Cómo pude descuidarme así a estas alturas?]
Quizás por su edad o quizás por los nervios por no haber visto a sus ex compañeros de guerra en veinte años, pero al parecer se había quedado dormido sobre la mesa del Gran Salón.
[No puedo permitir... que la Guerra de la Paz se repita. Debemos acabar con ese Riaro.]
[¿Mi señor?]
[¿Eh? Ah, eres tú, Marco. Pasa.]
Girando su cabeza hacia la entrada del Gran Salón, Irgald se encontró con su secretario, Marco, quien al parecer había estado viendo todo hasta ahora. Sin embargo, no le tomo importancia e hizo un ademán para que pasara.
[¿Qué sucede?] —preguntó el rey, ya más calmado.
Marco hizo una larga pausa y tomando un fuerte respiro, se arrodillo ante su líder para informarle sobre la situación.
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Soy el más fuerte... ¿verdad? (Pausa)
Fantasy"Si eres el más fuerte entonces... ¿Cómo logré quitarte todo?" Kino Mato solía ser un estudiante normal, hasta que repentinamente fue transportado hacia Grigaria, un mundo de fantasía dividido en 8 Países que se encontraban en aparente paz. Sin emba...