Epílogo

390 21 2
                                    

Epílogo

23 de marzo, 2019

—Solo para que sepas no pienso ayudarte si sales huyendo de nuevo —dijo Kiara.

Kristen acomodo su velo al tiempo que soltó un resoplido. —Una escapa de su boda una vez y no la dejan olvidarlo.

—Creo que este traje me hace ver gordo —dijo Ethan.

—Ethan, por cuarta vez, no deberías estar aquí.

—Soy el damo de honor —replico.

—No lo eres.

—Cuñis, no puedes retractarte en el gran día.

La habitación de la novia daba directamente a donde se efectuaría la boda, aunque estaba un poco lejos, Kristen podía ver las figuras de los invitados tomando sus lugares.

—Llego la hora —levanto su falda para poder caminar sin tropezarse—. Vamos antes de que se arrepienta.

Kiara le brindo una brillante sonrisa. —Es un hombre inteligente, no lo hará.

En el lado de la novia, la primera fila de los asientos era para los padres y hermanos. Y la segunda, para desacuerdo total de todos, era para Frank y sus adorables perros, cada uno con su respectiva corbata. Se estaban comportando, tenían que darle algo de crédito.

En el lado del novio, en la última fila, estaba Bonifacio, con su acostumbrado aire distraído, tratando de pasar desapercibido. Pusieron especial cuidado de mantener a los dos hombres separados por recomendación de Robert.

Cuanto más se acercaba podía ver mejor los detalles, pasó meses planeando la boda de sus sueños. Una ceremonia en la playa, donde todos estaban descalzos, incluso el novio. En medio de los asientos dispuestos pusieron una larga alfombra blanca llena de pétalos de rosas. Un ramo adornando cada fila para hacer juego.

Robert vestía unos pantalones beige y una camisa blanca, con su cabello despeinado por el ligero viento.

La música comenzó a sonar y de manera inconsciente Kristen apretó el brazo de su papá. De verdad iba a hacerlo, se iba a casar con el mejor hombre, que la amaba de la misma forma que ella lo hacía.

Su papá le dio una palmadita sobre su mano. —Podemos dar la vuelta si lo deseas.

—No, esta vez no.

Al lado de Robert estaba su madrina de bodas, su amiga April. Considerando que antes de la novia paso el autonombrado damo de honor no era nada extraño.

—Es el mejor día de mi vida —dijo con convicción.

Robert sonrió mostrando todos los dientes al verla. Cuando llego a la fila donde estaba Frank, lo escucho murmurar.

—Si se escapa la atrapamos —le decía a sus cinco perros.

Frodo se tiró un pedo que todos de la siguiente fila sintieron. Para mantener las apariencias los invitados apenas fruncieron la nariz.

—¡Que no me voy a escapar! —le respondió en voz baja.

—¡Ja! Estamos preparados —siguió diciendo Frank.

Al llegar a la primera fila se detuvo unos segundos.

—Mamá, ¿por qué hay tantos guardias?

Su hermosa ceremonia comenzó a ser rodeada por hombres musculosos en cuanto sonó la primera nota musical. Alrededor de los invitados y del padre.

—Es mejor prevenir que lamentar.

Entonces Kristen dio media vuelta y enfrento a sus invitados.

—¿Cuántos más se han preparado para una posible fuga?

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora