Capítulo 6

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Capítulo 6: Profesor

—Creo que me odia —divago Kristen.

—A mí tampoco me caes bien —medio gruño Frank.

Kristen terminó de pintarse las uñas que faltaban antes de tapar el esmalte. Su mente estaba en Robert y en cómo la evitaba, pero al mismo tiempo no dejaba de mirarla. Se tomó muy en serio lo de vigilarla.

Frank cambió de canal hasta que encontró la grabación del partido de los Venados de Chicago.

—¿Quién falla un pase como ese? Deberían mandarlo a la banca —le gritó a la televisión.

Frodo levantó la cabeza del regazo de su dueño para ver porque tanto alboroto, al cabo de unos segundos decidió que no era importante y volvió a dormir.

—No hice nada para molestarlo —continuó Kristen.

—Bah. Es un partido perdido si lo dejan seguir jugando. ¡Cámbienlo de una vez! De no ser por el mariscal de campo no...

—¿Cree que le hablo a la jueza de mí y ella le prohibió que me hablara?

Frank dio una fuerte palmada en su rodilla cuando el equipo anotó. —Así es como se juega.

—Tal vez se siente un poco insegura porque soy hermosa, en ese caso debería hablarle y decirle que no tiene de qué preocuparse. ¿No es raro que en todo este tiempo no la haya conocido? ¿Y si terminaron y por eso actúa tan raro?

Gasper, que estaba recostado a sus pies, se tiró un pedo. Kristen se apresuró a abrir las ventanas, solo para darse cuenta de que ya estaban abiertas. Gasper la miró desde su posición, levantó su oreja derecha y luego la dejó caer en falsa alarma. Limón, uno de los gatos, aprovechó para salir al patio de un salto.

—Todo un caballero —dijo con la vista fija en Gasper, era el más viejo y también el que necesitaba hacer dieta para bajar los rollitos que se le formaban al sentarse.

—Mira su expresión, sabe que jugó del asco.

La cámara enfocó a los jugadores que estaban en la banca. El comentarista aprovechó para repasar las jugadas anteriores.

—Es guapo —dijo mirando al mariscal de campo.

—Tiene un buen brazo, eso es lo importante, en cambio ese receptor deja mucho que desear.

—También es guapo. ¿Cree que el mariscal está soltero?

—Olvídalo. No tienes oportunidad. Ni siquiera puedes cazar al profesor.

—No trato de cazar a nadie.

Eso era cierto. Sin embargo, mientras más la esquivaba más quería acercarse. Era como un reto. Además la famosa jueza no había aparecido en todo ese tiempo y el profesor no hacía más que gruñir, como si decir una simple palabra le pesara. Bueno, eso no era del todo cierto, hablaba con Frank, largo y tendido, dejando expuesto su desagrado de que siguiera ocupando la habitación de invitados.

—¿Dónde enseña Robert?

Fue el turno de Frank de dedicarle una larga mirada, acompañada de su acostumbrado ceño fruncido.

—En la universidad. ¿Por qué? Ya te dije que si la jueza te ve te arranca la cabeza.

La jueza. La jueza. Kristen no mencionó lo mucho que quería conocerla.

Frank siguió gritándole a la televisión hasta que comenzó un nuevo partido, en eso Kristen aprovechó para preparar la cena. A pesar de ser un anciano cuyo pasatiempo favorito era quejarse de todo, debía admitir que sabía cocinar. Tres recetas. Como no disponía de mucho tiempo cocinaba los fines de semana y congelaba la comida, de forma que no era necesario más que calentar.

Por muchos intentos que hizo Frank, Kristen solo pudo aprenderse una receta y es que la cocina se le daba fatal.

***

Kristen casi podía escuchar las quejas de Frank, si supiera lo que estaba por hacer. Varios estudiantes se giraron a mirarla y uno que otro se acercó para invitarla a salir. Sin darse cuenta se encontró rodeada por cuatro universitarios, todos pensando que era una estudiante. Estaba a punto de sacarlos de su error cuando lo vio. Robert estaba concentrado en su teléfono. Kristen corrió para alcanzarlo.

—Profesor —agitó un brazo para llamar su atención. —¡Profesor!

Robert la miró iracundo, como si ella fuera alguien que disfrutara de maltratar cachorros.

—Le dije que no me llamara de esa forma.

—Lo siento. Robert.

Como el profesor que era dispersó a los estudiantes que se habían detenido a mirarlos.

—¿Está loca? ¿Cómo se le ocurre aparecer en mi lugar de trabajo? Solo va a dar pie a rumores malintencionados.

—¿Siempre eres así de gruñón o solo conmigo? Creo que ya demostré que no tengo malas intenciones.

Robert se aseguró de que no había estudiantes cerca antes de inclinarse para poder hablar sin ser escuchado.

—Puede decir lo que quiera, pero sé que está ocultando algo.

Kristen levantó las manos en son de paz. —No vengo a causar problemas, solo quiero platicar. Prometo responder a todas tus preguntas.

Era claro que no le creía. Vio sus intenciones de dejarla atrás, por lo que se apresuró a cortarle el paso. Colocó las manos en su espalda y se balanceo sobre la punta de sus tacones, como toda una niña buena.

—Pregunta.

—¿Su familia?

—No soy cercana a ellos.

—¿Hermanos?

—No tengo.

Las respuestas salían de manera casi automática. Si aceptaba salir con ella le iba a decir que solo le estaba tomando el pelo, era divertido ver como su expresión decaía con cada pregunta.

—¿El hombre con el que iba a casarse?

—No lo conocía, por eso huí.

En el momento en que sus hombros cayeron supo que había ganado.

—¿Un café? Puedes invitar a la jueza, si quieres.

En verdad esperaba que lo hiciera.

—No es jueza.

—No importa, me gustaría conocerla. 

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¡Que tengan un próspero año nuevo! 

¡Que tengan un próspero año nuevo! 

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