Capítulo 26

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Capítulo 26: Las oportunidades caen del cielo


Había días en que Kiara se preguntaba cómo es que llegó a esa situación. Hoy era uno de esos.

Fueron los pasos de Milenka lo que la despertaron antes de que tocara la puerta.

—Ethan otra vez se apropió del baño —gritó desde el otro lado.

Solo le faltaba adoptar un perro. Le sorprendía mantener su cordura con Ethan y Milenka, quienes se habían apropiado de más de una habitación de su casa, en especial la cocina.

Sus días solían iniciar más o menos de la misma forma.

Kiara abrió la puerta sin tocar. Varios productos se encontraban esparcidos alrededor del lavamanos. Levantó una máquina con cuchillas justo en el momento en que Ethan regresaba con una toalla envuelta alrededor de su cintura, otra colgada en su cuello y una última con la que se secaba el cabello.

—Se puede saber que es todo este desastre —cuestionó.

—Mis cremas. Esa es una perfiladora de cejas —pasó por su lado y comenzó a ponerse sus cremas—, puedes usarla si quieres.

—¿Necesitas de todo esto?

Ethan tomó un frasco pequeño con etiqueta roja. —Esta es de noche. Para las ojeras. Este es un tónico para disminuir el brillo de mi rostro —le enseño otro frasco—. Mira este es para las arrugas, tomas una cantidad pequeña y la untas por las patas de gallo con toquecitos. Pop-pop-pop.

—¿Has hablado con tu madre?

—Como todas las mañanas.

—Entonces, porque no regresas a tu casa.

Ethan la miró con seriedad. —No sabía que teníamos problemas en nuestra relación.

—No los hay porque no tenemos una relación.

Bajaba por las escaleras cuando lo escucho gritar. —¿Y qué pasará con la boda?

Kiara no sonrió, pero tampoco se veía molesta.

Al entrar en la cocina se encontró con otro desastre, esta vez por Milenka, quien preparaba panqueques para el desayuno. Su casa pasó de ser ordenada y limpia a un desastre, aunque se estaba acostumbrando a ello. Solo esperaba llegar cuerda para las siguientes navidades.

***

Kristen saltó emocionada del taxi casi olvidándose de pagar. De la misma forma entró en la casa de sus padres azotando la puerta. Se podía escuchar con claridad los gritos de Ethan y Milenka que provenían del patio.

—Hiciste trampa —acusó la niña.

—Solo eres una mal perdedora —la contradijo Ethan.

—Kiara —dijeron los dos a la vez.

Abrió el ventanal de un tirón y comenzó otra carrera, sus tacones patinaron por el césped. Keaton la sostuvo antes de que se diera en bruces contra una de las sillas.

—¡Por el amor de Dios, ten cuidado niña! —la riñó su madre.

Kristen movió unos papeles por encima de su cabeza al tiempo que dio saltitos de alegría.

—¿Es un acta de matrimonio? —preguntó Keaton con aburrimiento.

—Una multa, es más probable —dijo Kiara.

Ethan y Milenka dejaron olvidado su juego de dragones y castillos. Antes de tomar asiento le pidió a Keaton que trajera una botella de champán, Kiara arqueo sus cejas al escucharla.

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora