Capítulo final

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Capítulo 32

A tan solo unas horas para el inicio de un nuevo año.

Esa noche las risas inundaron el aire, las parejas caminaban tomados de la mano robándose miradas y las familias creaban recuerdos. Era tan hermoso que deseo poder ser artista para dibujarlo y guardarlo en una bella pintura.

El festival resulto un éxito rotundo. No era lo que pensó que haría cuando empezó a estudiar, pero no se quejaba. Crear algo, dar el espacio para que las personas se reúnan, ver ese júbilo en ellos, todo eso le lleno de alegría. Camino admirando la decoración, perdiéndose en esas sonrisas, fue entonces cuando lo vio. Caminaba con las manos en los bolsillos de sus pantalones al otro lado de la calle.

Él tan solo le regalo una sonrisa desde su corta distancia, se detuvo, ambos compartieron una de esas miradas que lo dicen todo. Señalo con un gesto de cabeza el resto del camino, comenzaron a avanzar al mismo tiempo, era como si sus pasos se hubieran sincronizado. Se tomaban su tiempo en llegar al final, cada uno pensando en lo que se dirían una vez estuvieran frente a frente.

Una sonrisa afloro en sus labios al verlo de reojo, fue como si el tiempo se detuvo en un momento, físicamente era el mismo. Esa chispa en su mirada era lo único que delataba el cambio. Contuvo una risa, su interior estaba hecho un caos, sentían mil y unas cosas, una más intensa que la otra.

Un año atrás él la había salvado sin saberlo. Si nadie se hubiera aparecido esa tarde era probable que al final hubiera vuelto y fingido como que nada paso. Un año atrás había gritado que lo amaba. Un año atrás puso su mundo de cabezas como si fuera un torbellino.

Ella había crecido.

Él había cambiado.

Ahora estaban ahí, mirándose de reojo y sonriendo como un par de adolescentes.

Al fin estaban cara a cara.

Robert fue el primero en estirar la mano y tomar la suya.

—Están tibias —susurro.

Se mantuvo en esa posición, acariciando su mano; las personas los rodeaban al pasar, inconscientes de lo que se llevaba a cabo en ese instante. Dos enamorados conociéndose, sus corazones latiendo juntos.

Kristen solo una risita.

—Te has dejado crecer la barba. Te ves mayor.

Él cerró los ojos disfrutando escuchar su voz.

—Tus manos, en cambio, están frías. ¿Estuviste enfermo?

—Ahora estoy bien. A partir de ahora todo estará bien porque esta vez —con su brazo libre la acerco sosteniéndola por la cintura— no dejare que te vuelvas a escapar. Estar contigo es una tortura, pero estar sin ti es todavía peor.

—Vaya forma de declarártele a una chica.

—Me arrodillaría de ser necesario. Esta chica no ha dejado de hacerme sufrir todos estos meses.

Ella envolvió sus brazos en su cuello. —No fue su intención, apuesto a que solo deseaba creer en el amor de esa persona.

—Solo bastaba con ver cuán desbastado estaba de tan solo no poder verla. De repente todo le recordaba a ella, extrañaba su sonrisa, su presencia. Buscaba algo que lo hiciera sonreír, pero solo su agridulce recuerdo lo lograba. Fue como estar en medio de un desierto buscando agua desesperadamente.

—Eso no suena sano —bromeo. Las lágrimas a punto de salírseles.

—Al diablo si no lo es.

La alzo en el aire y la hizo girar, ella soltó un grito, quedo una cabeza más alta que él.

—Esta vez te atare a mí de ser necesario. Incluso ya me he adelantado.

Sosteniéndola con tan solo un brazo se las ingenió para sacar una pequeña cajita azul del bolsillo de su saco.

—Las personas dicen que para encontrar a la persona con la que pasaras el resto de tu vida necesitas muchos años, no saben que solo hacen falta unos segundos. El tiempo que lleva sonreír, eso es todo, porque eso es lo que me basto para saberlo.

Kristen dejo que las lágrimas fluyeran.

—Robert.

—Pasa tu vida conmigo, Kristen, regálame más años viendo tu hermosa sonrisa. Deseo al menos una vez despertar a tu lado y no arruinarlo.

Ella lo abrazo con todas sus fuerzas, llorando con todo su corazón.

—No sabes cuánto te he esperado.

—Ya no más —susurro.

—Ya no más —respondió ella.

Cuando la beso, saboreando las lágrimas, supo que le esperaban años de felicidad.

Si el amor razonara, entonces escogería a la persona de quien enamorarse y si eso fuera posible no sería amor. Estar enamorado es como caer al vacío con tu mano siendo sostenida en todo momento. Los golpes del camino son dolorosos y la caída es peor si al llegar no es como lo esperabas.

El amor no razona.

El amor no elije.

El amor nace de la nada, tal vez con una simple sonrisa.

El amor te da esperanzas.

A veces se hacen locuras por amor. 


Infinitas gracias por llegar hasta este capítulo.  

Muchas gracias por los votos y comentarios, me hacen muy feliz leerlos. 

Kiara, Ethan y Milenka me han pedido que les avise que decidieron tomarse unas vacaciones forzadas luego de que Ethan le dijera a su madre que volvería a casarse. Por supuesto, Kiara negó eso. 

En cuanto a Will, bueno no esta dispuesto a iniciar una relación pronto, quien sabe lo que ocurrirá en el futuro.

Los quiero. 

Besos y nos leemos en la próxima novela.

Besos y nos leemos en la próxima novela

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Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora