Capítulo 11

805 45 2
                                    

Capítulo 11: Febrero

2018

—Otra vez por aquí —Frank dobló la esquina del periódico para verla.

—¿Puedo pasar?

—No —fue un no rotundo.

Kristen se contentó con sentarse del otro lado de la puerta, de modo que quedó al lado de Frank.

—Antes no sabías cocinar ni una sopa ahora te crees la master chef.

Ese era un halago. Esperaba.

—Tenga, es lo que me sobró —le paso dos tuppers, aún se podía sentir el calor de la comida.

Cuando estuvo viviendo en su casa ninguno de los dos era muy dado a la cocina, Frank solo sabía cocinar tres comidas que usualmente congelaba para que le durará toda la semana. Al vivir solo se encargaba de la limpieza, lavandería y de cuidar de sus mascotas, todo le ocupaba mucho tiempo. Trato de enseñar una de esas recetas a Kristen, la mayoría de las veces terminaban en desastre: Por fortuna Robert se las comía sin decir nada. Casi nada.

Frank pasó de mantener conversaciones con los perros a contarle historias de su juventud a Kristen. Las quejas de cómo eran las cosas en la actualidad no faltaban. Tenían partidas de cartas los fines de semana por la tarde, donde muchas veces Robert se les unía y en una que otra Mila. Kristen temió que volviera a ser ese hombre solitario al mudarse, por lo que se aseguraba de darse una vuelta con cualquier excusa ridícula.

—No quiero las sobras —se guardó las tuppers contradiciendo sus palabras.

Frank no admitiría que le gustaba su comida. Kristen no diría en voz alta que había cocinado para los dos. Miró de soslayo las otras viandas, era muy probable que Robert no las aceptara con la misma facilidad.

—El profesor salió desde muy temprano, no creo que vuelva el día de hoy.

—No lo estoy esperando.

Mentira.

—Bah. Pamplinas. Pareces un cachorro apaleado.

—Que fea comparación.

Intentó llamarlo, pero fue directo al buzón. No podía ser más claro, Robert no la quería más en su vida. Antes podían hablar de lo que sea, sentía que podía preguntarle cualquier cosa y él contestaría. Ahora eran incapaces de intercambiar dos palabras.

—Lisa es una gran maestra —murmuró con la vista fija en la calle, tratando de no volver al pasado.

Frank no la contradijo, ni hubo un comentario grosero. Le agradaba Lisa tanto como a ella, era tan extraño no escucharlo quejarse o lanzarle algún halago camuflado de insulto.

—Debería pedirle que también le de clases sobre cómo vestirse.

—¡Oiga! Aquí, quien necesita clases es usted.

—Bah. En mis tiempos...

—En sus tiempos, blah, blah...

—Mocosa grosera.

—Qué curioso, no es el primero que me lo dice. Uno de estos días le voy a presentar a Kiara, le devolverá todas sus quejas.

—¿Segura que no es adoptada?

Kristen se volvió para mirarlo.

—¿Quién es adoptada? ¡Por supuesto que somos hermanas! Nadie lo dudaría.

El parecido entre los hermanos Queen era innegable. Ya si hablaban de carácter los separaba un mar de distancia, pero ¿qué clase de hermanos se parecían tanto?

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora