Capítulo 19

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Capítulo 19: Que me ames

2018

Robert se quedó viendo la vianda sobre su escritorio con tan solo una nota con un corazón dibujado. No necesitaba preguntar, sabía de quién se trataba. Nadie en su vida se preocupaba tanto por él como Kristen. Sin quererlo las esquinas de sus labios temblaron intentando formar una sonrisa.

La extrañaba. Kristen tenía razón en algo, eran amigos y él en verdad quería regresar a esos días. Pero no podía, no después de aquello. Sin atreverse a tocar la vianda se dio media vuelta y salió.

Gabriel y April se encontraban enfrascados en una discusión que no lo notaron hasta que tomó asiento en la única silla libre. Inmediatamente cesaron de hablar. Él fingió no notar las miradas curiosas que le lanzaron.

April apoyó los codos sobre la mesa y su barbilla sobre su mano, ladeo la cabeza. Había descubierto que era un hábito.

—¿Qué es esa expresión? Pareces un alma en pena.

Gabriel, en cambio, se recostó, cruzó una pierna sobre su rodilla y bebió un sorbo de su bebida. Hacía lo mismo cada que quería analizarlo, lo que no lo volvía menos molesto.

—Parece que te han botado, algo que es común últimamente.

Robert le quitó el vaso de un tirón y se bebió su contenido de un trago, luego volvió a servirse y repitió el movimiento.

—Esa mujer debe gustarte demasiado para querer emborracharte. No vale la pena, como dicen por ahí, en el mar hay muchos peces.

Si cerraba los ojos podía ver la expresión de Kristen en la habitación de Frank, su vista fija en las cosas que guardaba, una sonrisa conocedora y a la vez resignada. Su voz suave respondiendo a su pregunta, pese a saber la respuesta de antemano y aceptándola.

Que me ames. ¿Puedes hacer eso?

—No me importa. Kristen no es...

April lo miró sorprendida. —Hablaba de Mila.

Gabriel gesticulo un: te lo dije y ha perdido la cabeza.

En el transcurso de los últimos meses Robert se arrepintió, en más de una ocasión, de haberlos presentado. Gabriel y April parecían confabular a su alrededor, su única intención era meterse en su cabeza. Un lugar donde no los quería.

Últimamente todos querían hacerlo.

Conocía a Gabriel desde la universidad, donde compartían dormitorio, pese a sus inicios terminaron volviéndose buenos amigos. Era la clase de amigos que llamas cuando has bebido demasiado y necesitas que alguien pague la cuenta. April... Bueno, se conocieron debido a un desafortunado incidente. A ella le encantaba utilizar su conocimiento de mujer para sonsacarle cosas en contra de su voluntad.

Los dos juntos era más de lo que podía soportar.

—Demasiados exámenes que corregir. Solo me duele la cabeza —se excusó con vaguedad.

—La bebida ayuda, ya sabes —ironizó April—, está científicamente comprobado.

Gabriel la puso al día con los últimos acontecimientos de su vida privada, lo referido a Mila porque Robert casi no hablaba de Kristen. Casi. La última vez que vio a Mila se enteró que estaba viendo a alguien, un abogado del bufete donde trabaja. Debería haber sentido celos, rabia por lo pronto que lo olvido, pero fue todo lo contrario.

Que me ames.

Estaba perdiendo la cabeza y el único psiquiatra que conocía daba la impresión de querer hundirlo más.

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora