Capítulo 12: Mentiras
2017
—Sabes... creo que ahora la jueza va a matarte.
Robert apareció a su lado, sobresaltándole.
—¿Cuándo pararán con eso? —preguntó incluyendo también a Frank.
Kristen solo rio.
—De haber sabido que tu edificio tiene piscina hace tiempo que hubiera venido.
—Gracias a Dios que no, de lo contrario dudo que pudiera haberte sacado.
Como la adulta que era le lanzó agua a la cara, Robert se la devolvió.
—Creo que Frank tiene razón en muchas cosas, no que se lo vaya a decir. Mila no es la mujer para ti. No es que sea una mala persona, pero es tan controlada, organizada, es tu versión femenina. Necesitas a alguien que te haga salir de tu zona de confort, probar cosas nuevas.
Robert se apoyó para alcanzar la botella con las copas. Kristen se quedó mirando su espalda, la forma en que sus brazos se movían, sintió un cosquilleo en las manos. Lo que no dijo en voz alta era que ella quería ser esa persona.
—¿Tienes edad para beber?
—¿Tienes edad para saltarte tus medicinas?
—Graciosa.
Kristen odiaba la bebida y le fue incapaz de ocultar su gesto de desagrado al probar.
—Tan nena.
—Porque lo soy.
Oculta debajo de la toalla había una botella de zumo de naranja, Robert le sirvió luego de beberse el contenido, todo sin dejar de sonreír. Él la veía como una niña.
—Agradezco su preocupación pero estoy bien con mis decisiones y, quiero agregar, que no conocen a Mila del todo.
—Eso espero, sería raro que alguno de nosotros aparte de ti durmiera con ella, arruinaría nuestra amistad, ya sabes. Mantengámoslo como está por el momento, no quiero eliminar las posibilidades en un futuro.
Robert la ignoró.
—¿Qué hay de ti? Háblame de ese hombre con el que tu familia quería que te casaras.
Esperaba que la tenue luz ocultara su sonrojo.
—Solo negocios y familia. Y eso.
—Tiene que haber más —insistió—. ¿Cómo era? ¿Acaso era un tipo que te doblaba la edad? Si vuelven a molestarte llámame de inmediato. Las personas que usan a sus hijos solo para conseguir mejores tratos comerciales son lo peor.
Estuvo a punto de decirle la verdad, pero lo conocía y se lo tomaría de la peor manera. No entendió como una simple mentira llevó a otra y así hasta hacerlo un pantano del que no podía salir. No quería que Robert se alejara al saber la verdad. Pronto, prometió, mañana. Pero ese mañana nunca llegaba.
—Cambie de opinión, quiero whiskey.
—Pequeña, no puedes con ello, desiste.
—Yo decido con que puedo —le quitó la botella y se sirvió sola. Kristen se apretó la nariz con la mano izquierda y bebió un trago de amargo líquido. Le quemó la garganta y tuvo que toser.
Robert soltó una carcajada.
—Eres una chica dura.
Kristen le golpeó en el pecho, aquello hizo que perdiera su agarre y se terminó hundiendo. Unos fuertes brazos la sujetaron y la ayudaron a salir a la superficie. Estaban tan cerca que sus pechos se aplastaron contra Robert, casi sin pensarlo hundió sus dedos en su cabello para alejarlo de su rostro. Robert la miró a los ojos y seguido a los labios. Por un instante, uno de esos donde la imaginación volaba como loca, pensó que iba a besarla, justo ahí, en medio de la piscina con la luna en lo alto.
Pero él se alejó.
Si les gusto dejen un votico que lleva menos de un minuto.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
Capítulo editado.
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Locuras de amor
RomanceEl profesor de economía de la universidad, Robert Miller, no sabia lo que le esperaba al conocer a la menor de las hermanas Queen. Kristen es un torbellino que pone de cabeza su estructurado mundo. Solo tiene dos opciones: se vuelve loco o se rinde...