Capítulo 9

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Capítulo 9: Enero

2018

Ethan tamborileo los dedos sobre su escritorio sabiendo que a pesar de las advertencias lo haría. Se recostó en su silla, subió sus zapatos italianos hechos a medida, sin importarle cuántos contratos arruinara, sobre la mesa. Inmediatamente vino a su mente que esos zapatos costaban más que su apartamento, al igual que el resto de su guardarropa. Nadie dijo que verse bien salía barato.

En la esquina de su oficina se encontraba un gran ramo de rosas que le fue devuelto. Conociendo el resultado volvió a marcar el número de la floreria, en esta ocasión hizo un pedido de diferentes tipos de cactus para ser entregados en la misma dirección. Esto era tan divertido. Tal parecía que era del tipo de hombres que le gustaban las pateadas en el trasero (no literal), pero si a esa mujer no le importara dañar sus tacones apostaba que le gustaría intentarlo.

La puerta de su oficina se estrelló contra la pared al entrar uno de los actores más famosos del momento.

—Las noticias vuelan rápido.

Con una actitud desafiante y a sabiendas que al salir de la oficina iba a conseguir lo que quería, tomó asiento.

—Esa era mi serie. Si no soy el protagonista el ranking va a caer.

Imitando su acción, se sentó lo más recto posible y con una sonrisa de lo más brillante le pasó un sobre lleno de fotos. La vida en el entretenimiento era lo que más le gustaba, estar en la cima para manejar todo era lo mejor. Las estrellas eran difíciles de manejar, tan quisquillosas, tan consentidas. Encuentra un trabajo más divertido que este.

Ethan Jones estaba acostumbrado a tratar con personas con índoles de diva.

***

Robert se pasó los primeros minutos fingiendo no notar la mirada escrutadora de su amigo. Tan molesto. Imagino que así debían de sentirse todas las personas que iban con un psiquiatra, como si cada gesto y palabra fuera evaluado.

—No soy tu paciente, deja de mirarme de esa forma.

—¿De qué forma? —Cuestionó un tanto divertido por su incomodidad—. Estas de muy mal humor hoy, ¿problemas en el paraíso? Te daré un consejo aun sabiendo que no me escucharas, aléjate de ella antes de que te chupe el alma.

—Eso no te incumbe.

—Ayer la vi, estaba bien acompañada.

Una de las cosas que más le gustaban de Mila era que no era rencorosa. Analiza bien las cosas antes de tomar una decisión, no dejaba que sus emociones la dominaran. Aunque eso también fue una patada en su orgullo, después de terminar años de relación esperaba otro tipo de reacción.

—Esa mujer no te conviene. Es demasiado parecida a ti, terminarán matándose el uno al otro. Necesitas a alguien diferente, más... cálida.

Gabriel sacó un cigarrillo, pero antes de encenderlo lo volvió a guardar con un suspiro resignado.

—Esa muchacha, con la que siempre estabas, es justo el tipo de mujer que deberías buscar, solo que un par de años más.

Malditamente no podía olvidarlo. Robert no quería ni que se mencionara su nombre en su presencia ni hablar de verla. La traición era demasiado reciente como para olvidarla. Odiaba lo mucho que ella le afectaba, como fue capaz de dejar que todo llegará tan lejos.

—Vaya, mira cómo se te cambió la cara. Parece como si estuvieras comiendo un limón —se estaba divirtiendo a su costa—. Un tanto atolondrada, pero muy honesta.

—Vete antes de que me arrepienta nuestra amistad.

—¿No te has puesto a pensar que no seguirías enfadado si no te importara?

En lo absoluto. Estaba molesto por las mentiras, por sus acciones y por lo traicionera que podía llegar a ser. 

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora