Capítulo 30
Robert se preguntó cómo fue que llego a esa situación, sentado en una celda sosteniendo un paquete de frijoles contra su ojo. La vergüenza de sus actos lo ataco horas después de que el alcohol y la adrenalina desaparecieran. Comprendió que cayó en la trampa que le tendió la mayor de las Queen.
Estaba enfadado.
Y aliviado.
Llamo a la persona que estaba seguro lo sacaría de ese lugar, no sin antes burlarse de ello, sin embargo los policías no fueron muy cooperativos. Tuvo toda la noche para reflexionar y averiguar qué haría a continuación. Espero a que ella fuera a verlo, aunque sea para gritarle lo idiota que era, pero no apareció. Seguramente estaba muy ocupada arreglando el desastre que ocasiono, sabía lo ilusionada que estaba con iniciar su propia empresa solo para que él vaya y lo arruine.
En cuanto Gabriel llegara lo primero que tenía que hacer era disculparse con la pareja, pagarles una compensación, lo que fuera con tal de que no la culparan. Solo que su amigo se estaba tomando su tiempo en ir a sacarlo.
—Gabriel —se acercó a las rejas en el momento en que lo vio venir con un oficial.
El oficial abrió la reja dejándolo en libertad, le lanzo una última mirada que dejaba en claro que no sería bienvenido en su pueblo.
—¿Y Kristen? ¿La has visto? —pregunto ansiosamente.
Gabriel mantuvo la vista fija al frente. —¿En serio es lo que te preocupa en este momento? Causaste un accidente, irrumpiste en propiedad privada, agrediste a un hombre, sin contar con lo demás. Conducir a alta velocidad y, por si fuera poco, en estado de ebriedad, casi golpeas a un policía, resistencia al arresto. No tienes idea de los favores que tuve que cobrar para sacarte. ¿En que estabas pensando? No, no respondas. Sabes, cuando te alenté no me refería a esto.
—Bien, arruine mi reputación sin ayuda de nadie, lamento haberte metido en esto y puedes seguir con tu discurso más tarde, solo dime donde esta Kristen.
Gabriel se mantuvo en silencio, le pareció que paso una eternidad antes de que contestara.
—Se fue.
Frunció el entrecejo. No pudo haberse ido tan pronto.
—Oh, por Dios. ¿Estás pensando en volver a seguirla? Te estas convirtiendo en un acosador.
Hizo que Gabriel lo llevara a la casa donde fue la boda, la misma que destrozo. No pudo decir más de dos palabras antes de que unas flores impactaran contra su rostro, en el momento en que se recuperó de la sorpresa otro golpe llego. La novia lo golpeo con el ramo de flores, lo maldijo e insulto de todas las formas posibles. Cuando el ultimo pétalo toco el suelo, miro el maltrecho ramo y busco con desesperación algo a su alrededor. Antes de que tuviera oportunidad de encontrar una nueva arma la sostuvo por los hombros, necesitaba que lo viera a los ojos para saber que su disculpa era sincera.
La novia no se lo puso fácil, sino que después de escuchar su explicación —alterando algunas cosas— hecho a llorar. Desde su punto de vista lidiar con una novia, en cualquier estado, no era tarea fácil, por lo que opto por la solución más acertada. Le pidió que esperara un instante, instante que aprovecharía para ir a buscar a Gabriel, que esperaba en el auto. En caso como esos era bueno contar con un psiquiatra cerca, trato de que no se diera cuenta de que dejaba las llaves del auto puestas.
—Lo siento, amigo, pero algún día lo entenderás —murmuro antes de echar a andar al auto.
Nunca se enteraría de lo que paso esa tarde mientras lo dejo a manos de dos mujeres desconsoladas e histéricas.
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Locuras de amor
RomanceEl profesor de economía de la universidad, Robert Miller, no sabia lo que le esperaba al conocer a la menor de las hermanas Queen. Kristen es un torbellino que pone de cabeza su estructurado mundo. Solo tiene dos opciones: se vuelve loco o se rinde...