Capítulo 9: Jaula

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Cuando Pete despertó aquella mañana los recuerdos de la noche anterior lo golpearon a tal punto que su cara empezó a tomar un color rojo y no sabía si de vergüenza o ira, quizás era una combinación de ambas. El pelinegro no quería salir del cuarto porque sabía que eso sería encontrarse con Vegas y lo último que quería era ver la cara de ese tipo ya que estaba seguro que el castaño iba a avergonzarlo o decir algo que lo haga enojarse más de lo que ya estaba, aun con eso en mente Pete recordó del dichoso paseo así que la única opción era salir a enfrentar las cosas. Se paró frente al espejo del cuarto mirándose a través de su reflejo para tomar un poco de confianza y otra vez esos recuerdos atravesaron su mente al ver aquel mueble donde había pasado todo, el pelinegro tenía que salir de ese lugar así que se acercó a la puerta del dormitorio, respiro dos veces y luego lo abrió solo para encontrarse con Vegas de pie en la sala, acomodando el futón en el que durmió. Ambos se miraron en silencio.

-Si dices algo te voy a romper la nariz- exclamó Pete apretando los puños. Vegas por su parte valoraba mucho su nariz así que solo termino de acomodar todo sin hacer contacto visual con Pete. Esperaron el desayuno y se sentaron a comer sin hacer ruido o mirarse las caras, había un gran ambiente de incomodidad en ese lugar pero tarde o temprano ese hielo tenía que romperse.

-Recuerda que después de desayunar debemos salir- Vegas hablo en un tono lineal y Pete solo seguía comiendo ignorando por completo las palabras del castaño -Y recuerdo también que en la noche tenemos que ir a otro lugar fuera de Tokyo.

Pete aún con toda esa información seguía atento a su desayuno sin mirar a Vegas por nada, esto molesto un poco al castaño, de verdad que odiaba cuando el pelinegro hacia eso.

-¿Estas enfadado por lo de ayer?- preguntó, pero ni bien terminó la pregunta vio como Pete golpeo la mesa con los palillos y luego los tomo colocando la punta de ello frente al rostro de Vegas.

-Si sigues te mato, y hablo enserio- Pete lo amenazo molesto y Vegas suspiro terminando de desayunar y ordenando todo para salir.

Al igual que el desayuno se pasaron en silencio en todo el camino rumbo al lugar donde Vegas pensó estar durante el dia. El castaño aparco el auto cerca de la costa y luego caminaron hasta el lugar donde estaba estacionado botes, algunos barcos medianos y yates. Vegas camino hasta uno de los yates y volteo a ver a Pete

-Espero que no le tengas miedo al mar.

-Si me muero mejor- Pete seguía sin mirar al menor y lo siguió.

El castaño había alquilado un yate hasta la hora del almuerzo, Pete nunca había paseado en uno así que estaba asombrado mirando todo lo que equipaba ese transporte. Tenía una habitación, baño, una pequeña cocina, asientos y una mesa para almorzar además de una piscina que era obvio que no se iba a meter con ese viento helado que corría.

-¿Por qué lo alquilaste?- preguntó Pete.

-Lo hizo mi madre, ya había separado el lugar desde el martes- Vegas explico -¿Qué quieres hacer?-

-Sentarme a ver supongo.

-Podemos pescar si deseas, solo tenemos que esperar que avancemos un poco.

Un señor de edad estaba conversando con Vegas señalando algunos lugares y entregándole lo necesario para pescar.

-Espero que sepas como pescar- el castaño entrego la caña a Pete y este lo recibió sin decir nada.

Y así, fue así que pasaron horas con las cañas de pescar con la esperanza de atrapar algunos peces. Vegas llevaba tres medianos y uno grande mientras que Pete logró pescar dos grandes. Aún el ambiente entre ellos era incomodo, solo hablaban para preguntar cuántos peces iban o que comerían después.

DEVUELVEME LAS ALAS VEGASPETE BIBLEBUILD  MPREG KINNPORSCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora