Capítulo 28

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Con Sal en la piel

Una vez en nuestro nido de complicidad, tuvimos tiempo para amarnos con paciencia.

No crean, no todo fue sexo. También hubo plática.

Me debía el contarme sobre lo sucedido con su mamá, con Don Emilio y con su trabajo en la empresa.
Esa noche supe que Sandra, su madre, se había ido de su casa tras pactar un lucrativo divorcio que le garantizaría una vida holgada económicamente, en compañía de un nuevo amante.

Cuando esto ocurrió, el señor Salvador llamó a Aaron a su despacho y tuvieron una larga charla, una en la que se aclararon todos los malentendidos del pasado, se cerraron las heridas del presente y se fortalecieron los lazos entre ambos.

Supo que cuando todo empezó, fue Emilio quien se dejó seducir por los encantos de aquella mujer innombrable. Se enteró que, el en ese entonces viudo, había cargado, aunque no se arrepentía, con un embarazo del que no era responsable (el padre de Aaron tampoco).

-Aquella información me llevó a entender que mi mamá no me había dejado por miedo a que le quitaran a su nuevo bebé, sino para garantizar su propio futuro. El señor Emilio me hizo saber que se involucró en un matrimonio infeliz durante años, solo por no perder a Maggie y que siempre quiso acercarse a mí mientras yo crecía, porque sentía que me lo debía, pero que, a su esposa, esa mujer calculadora y despiadada, nunca le pareció una buena idea y siempre alegaba que mi papá se lo impediría-lo vi apretar los puños mientras hablaba, claramente controlando el enojo.

Don Salvador le contó además que cuando él apareció en compañía de Maggie, le tomó cariño enseguida y con el tiempo, investigando un poco, descubrió quién era, incluso, el por qué estaba allí y con qué propósito.

-Según me explicó, él siempre supo del comportamiento que yo mantenía con Maggie, de cómo la cuidaba, la protegía, y, sobre todo, de cómo la respetaba, a pesar de mi supuesto odio. Fue eso lo que lo llevó a confiar en mí y a estar seguro de que nunca incurriría en una falta tan grave como la de cometer incesto con mi hermana-señaló.

Viejo sabio, al fin y al cabo, el magnate de los cosméticos y la perfumería durante todo el tiempo que supo la verdad sobre el asunto, estuvo esperando pacientemente a que Aaron se diera cuenta de su error y rectificara por su propia voluntad.

Ese hombre, al que una vez odió profundamente, se había convertido primero en su tabla de salvación y hoy, era su jefe, su mentor, su amigo y hasta un poco como su padre. Aunque Aaron también andaba teniendo un acercamiento con su progenitor, embullado por Olivia, que como él mismo decía, no dejaba de darle lata con ese tema.

Y es que obviamente, ¿a qué madre no le place la idea de ver a su hijo y a su nieto reconciliados tras años de separación?

-Aunque no pienso volver a llevar su apellido, ya todos están advertidos, seré un Miller por siempre-dijo en tono divertido.

Yo me alegré mucho por él. Los malos sentimientos ocupan demasiado espacio en el corazón y con el tiempo, pasamos de tener un músculo que bombea vida a llevar en medio del pecho una piedra fría, dura, ennegrecida y putrefacta que nos aleja de todo y de todos.

Sobre la autora de sus días no quiso hablar más, sólo me pidió que no me refiriera a ella como su mamá, sino como «esa mujer». Su madre era Olivia y nadie más. En definitiva, Sandra incluso había preferido ignorar el grave hecho de que sus dos hijos casi contraen matrimonio en sus propias narices.

Qué tristeza da pensar que puedan existir en el mundo seres así de despreciables, y lo peor, que nos toque tener que llamarlos madre, padre o familia. Ahora, escuchándolo, cuánto agradecía yo, mi buena suerte.

****
En otro de esos momentos de impás, pude conocer la historia que había detrás de su nuevo tatuaje.

Como se los cuento. Aaron lucía otro dibujo sobre su piel, específicamente en la parte interna de su brazo izquierdo. Era la silueta de una ola. Minimalista, pero absolutamente bello.

Se lo había descubierto esa misma noche, porque otra vez eligió un lugar discreto para exhibirlo. La curiosidad me mordió enseguida que posé mis ojos sobre aquella diminuta pintura y su significado, me conmovió.

-Esta ola eres tú. Fue una de las primeras cosas que hice cuando sentí que te perdía: tatuarte en mí. Quería evitar a toda costa que te fueras para siempre. Sé que suena tonto y contradictorio, porque igual te había alejado yo mismo y ya no estabas a mi lado de cuerpo presente, y todo por mi estupidez; pero pensé que al menos de esta manera te llevaría conmigo, bien cerca del corazón, de donde nunca saldrás.

-¿Y por qué una ola?

-¿Te has detenido alguna vez a observar una ola?...Admirarla de lejos es relajante, hipnotizador, es un espectáculo hermoso que te seduce y te conquista sin que puedas hacer nada para impedirlo. Sin embargo, cuando te acercas lo suficiente puedes sentir su fuerza, su poder; si luchas contra ella te revuelca, te somete, te arrastra, pero si te dejas llevar te salva, te deposita en la arena y una vez allí, te acaricia. Una ola siempre que se va, regresa, es confiable; además, su olor, su sabor, son únicos, inolvidables. Tú eres mi ola Sal, lo serás mientras respire.

Sí amor, soy tu ola, si es que así quieres verme, y ojalá supieras que tú eres mi mar, el mar donde habito, donde existo...

Cómo hubiera querido tener el valor de decirle todo eso que pensaba; sin embargo, guardé silencio. No podía arriesgarme a decir nada que pudiera ilusionarlo o ilusianarme a mí misma. Era bonito sí, pero acabaría, en la mañana acabaría, inevitablemente.

Tenía que hacerme a la idea, aún cuando me honraba sobremanera su gesto.

Nadie nunca me había visto como él lo hacía. Además, Aaron no solo me vio, también me interpretó y luego me describió sobre su piel. Si de algo estaba segura ahora era de que mientras él viviera, yo no moriría, o mejor dicho, mi recuerdo, y eso es lo más cerca que estaré jamás de la inmortalidad.

-Gracias por quererme-susurré.

-Y quién dijo que yo te quiero. Eso se queda muy corto cocinera, pequeñito-sonrío, me besó, y un par de lágrimas que no dejé salir, se acomodaron en mis ojos.

Con sal en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora