Indeleble Parte I y II ~ [TERMINADA]

Capítulo 27.

NAYRA

El abuelo detiene el auto frente a casa de Adexe. Él, Natalia, Matías y yo hemos quedado para una sesión de estudio. Hubiera preferido reunirnos en casa de Natalia o de Matías, pero los tres han escogió que sea en casa de Adexe ya que estará solo. 

—¿Matías y Natalia ya llegarían? —el abuelo pregunta ligeramente molesto. No le agrada la idea de que esté a solas con Adexe.

—Creo que sí, ambos son puntuales.

—Entonces puedes bajar.

—Nos vemos abuelo —bajo sonriendo.

—Me llamas cuando terminen —me dice a través de la ventana y yo asiento.

Arranca y me quedo mirando como se aleja. Aunque sigue creyendo que debo alejarme de Adexe al menos ya no insiste tanto como antes y respeta mi decisión de estar con él. Lo mismo con la abuela y Susan.

Toco el timbre mientras saco mi móvil que acaba de vibrar.

Es un mensaje de Matías diciendo que no podrá venir ya que su padre lo necesita.

¿Qué?

—Nayra —Adexe aparece detrás de la puerta.

—Hola —sonrío y guardo el móvil.

Él se acerca para darme un beso en la mejilla.

—Natalia me ha hablado —habla mientras cierra la puerta detrás de nosotros y me guía a la sala de estar— al parecer no podrá venir ya que Fernando la ha invitado al cine y según ella no pudo decirle que no.

—Matías tampoco podrá venir, tiene que ayudar a su padre con algo.

Ambos nos miramos entendiendo lo que han hecho.

—A veces son tan obvios —niega sonriendo.

Si, porque está claro que lo que querían era dejarnos solos, ya lo han hecho otras veces, pero siempre en lugares públicos y que lo hayan hecho ahorita me molesta y me pone nerviosa porque estoy sola con Adexe, sola con él en su casa.

—¿Deberíamos… dejar esto para otro día? —muerdo el interior de mis mejillas.

—¿Hay algún problema con que estudiemos solos?

Si.

—No… solo que habíamos quedado con los chicos.

—Si, quedamos con ellos, pero al parecer les importa más dejarnos solos que estudiar —sonríe divertido.

Lo he notado.

—Además podemos aprovechar y así por fin miras los videoclips de mis canciones ¿recuerdas que lo prometiste?

Después del concierto y de hablar sobre que me parecían sus canciones y entre debatir un poco me hizo prometerle que vería los videoclips con él y les prestaría atención a las letras para ver si al final me gustaba alguna.

—¿Te pone nerviosa que estemos solos? —no lo pregunta con coquetería, habla enserio.

Si, porque no puedo evitar recordar lo que sucedió en Italia.

—No —miento— y está bien, pero primero que nada estudiaremos.

—¿Dos horas? —sugiere y yo asiento.

Entre menos tiempo pase aquí, mejor.

—¿Aquí o en mi habitación? —pregunta.

—Aquí —respondo rápidamente.