Indeleble Parte I y II ~ [TERMINADA]

Capítulo 25.

ADEXE

Subo al avión y hago una mueca de disgusto cuando me doy cuenta de que mi asiento está dos filas atrás de donde se encuentra Nayra. Nosotros no hemos elegido los asiento. Al lado de Nayra se encuentra Fernando, compañero nuestro.

Uno de los profesores me pide avanzar. Paso por un lado de donde esta Nayra, pero ella no me nota ya que se ha colocado los auriculares y mira fuera de la ventana.

Son casi cinco horas de vuelo, no quiero estar lejos de Nayra.

Saco mi móvil y tecleo un mensaje a Fernando suplicándole que cambiemos de lugar. La única forma en que acepta es que intervenga entre Natalia y él.

Aprovechando que los profesores están distraídos ambos nos levantamos rápidamente y cambiamos de lugar. Nayra sigue en la misma posición, creo que ni siquiera ha notado que Fernando se ha levantado y yo me he sentado.

Le quito uno de sus auriculares para llamar su atención. Ella me mira rápidamente y su ceño se frunce.

—¿Qué haces aquí? ¿No era Fernando el que estaba sentado a mi lado?

—Si, pero le he pedido cambiar de asientos para estar junto a ti —sonrío mientras me coloco el cinturón, el avión está por despegar—. Por cierto, hola, no pude saludarte afuera por Nau —explico.

Mi hermano se ha vuelto más insoportable y sigue manteniéndose en su postura de que debo alejarme de Nayra.

Ella solo sonríe.

Algo anda mal.

—¿Está todo bien? —pregunto cuando ya estamos en el aire.

—Si —mantiene su mirada fuera de la ventana.

—Nayra —tomo su mano para que me mire— ¿segura está todo bien?

Ella me vuelve a ver, parece dudar si decirme o no.

—No sé, me siento un poco incómoda y nerviosa por el viaje, hubiera preferido quedarme en casa.

La culpa me invade ya que yo he contribuido para convencerla de que aceptara venir.

—No tienes por qué estarlo —aprieto mi agarre en un intento de tranquilizarla— todo saldrá bien y podremos disfrutar del viaje, además recuerda que podrás ver en vivo y en directo la arquitectura romana.

Mis palabras parecen tranquilizarla, porque su expresión se relaja y sonríe.

—¿Quieres ver una película mientras estamos en el avión? —me atrevo a preguntar.

—¿Podemos mejor escuchar música? —me entrega el auricular.

—Vale —acepto con gusto.

Minutos después ella bosteza. No es la única, varios estamos así ya que nos han hecho levantarnos muy temprano.

Apoyo mi cabeza en su hombro en busca de más cercanía. Al principio se tensa, pero no me aparta y poco a poco se va relajando. Minutos después recuesta su cabeza en la mía mientras juega con los anillos de mi mano.

Sonrío y cierro mis ojos.

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El piloto del avión nos avisa que estamos por aterrizar. Despierto a Nayra quien se ha dormido con su cabeza apoyada en mi hombro después de que cambiáramos de posición.

—¿Ya llegamos? —pregunta desorientada.

—Ya casi —le coloco el cinturón.

—Gracias —sonríe y posa su mirada fuera de la ventana— quería tomarle fotos al paisaje, pero me he dormido —se queja.