Indeleble Parte I y II ~ [TERMINADA]

CAPÍTULO 18.

ADEXE

Toco el timbre del apartamento de Nayra y a los segundos me abre la chica de ojos grises haciendo que mi corazón se acelere. Va vestida con ropa que usa para ir al trabajo, es decir un formal casual haciéndola lucir espectacular.

Sigo sin creer que ahora es mi novia.

—Adexe —me mira sorprendida— no me avisaste que vendrías —se hace a un lado para qué pueda pasar.

—Quería darte una sorpresa —me adentro al lugar revisando si mi suegro está a la vista. Al no verlo regreso la mirada a ella. —¿Tu padre está en casa?

—No, ha sali...

No la dejo terminar y uno mis labios a los de ella. Nayra sonríe unos segundos antes de seguirme el beso.

El señor Roberto está feliz por nosotros, porque por fin —según sus palabras— estamos juntos, pero nos prohibió tener muestras de cariño frente a él, así qué debo aprovechar su ausencia.

—Te he echado de menos —digo al separarnos.

—Nos vimos ayer —arquea una ceja divertida.

—¿Y eso qué? No te había visto desde hace horas.

—¿No me digas qué te vas a comportar igual de cursi qué esos chicos que Alicia lee?

—Pues si —respondo con orgullo.

Ella sólo niega riendo.

—¿Quieres algo de beber o comer?

—Ya he cenado —niego.

—Entonces vamos a mi habitación, estoy trabajando en un proyecto nuevo.

La sigo con el ceño fruncido.

—¿Hace un par de horas has salido del trabajo y sigues trabajando en casa?

—Sabes que me gusta trabajar en casa y adelantar las cosas.

—Lo entiendo, pero tu novio está aquí y… ha venido a verte y...

—Vale, lo pillo —cierra el ordenador mientras ríe— seguiré mañana.

Cuando se levanta extiendo mis brazos para qué venga hacia mí, sin dejar de sonreír lo hace.

—Deberías dejar de trabajar.

—¿Y qué? ¿Acaso tú me mantendrás?

—Estoy dispuesto a hacerlo —asiento.

—Suena tentador.

—Si dejas de trabajar tendremos más tiempo para pasarlos juntos.

—¿Y si el pasar tanto tiempo hace que te canses de estar conmigo?

—Espero sea una broma.

—Así como yo también espero que lo sea lo que has dicho —asiente— sabes que amo la arquitectura y mi trabajo.

—Lo sé, pero al menos tenía qué intentarlo y la oferta seguirá en pie siempre.

Se separa de mí riendo para tumbarse en la cama con la mirada en el techo. Copio su acción solo qué mantengo mi mirada en ella, lo que me permite notar cuando su expresión cambia, pareciera como si estuviera pensando en algo que no le gusta mucho.

—¿Qué sucede?

—¿Eh? —me mira.

—Hay algo que te atormenta ¿no?

Ella suelta un suspiro antes de acomodarse para quedar sentada, hago lo mismo quedando frente a frente.

—Es que hace rato hablé con mis primas, Regina ha mencionado… si hemos pensado en hacer pública nuestra relación. Tú... quieres eso ¿cierto?