Capitulo 10

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Memorias del Lobo que mato a la abuela de la bruja de Caperuza Roja.
Por RUI
Capitulo 10

.... Había una vez, un sabat

Madam Mim comenzó a leer algunos textos antiguos del grimorio del sabbat, los presentes escuchaban con atención a excepción de tres personas que no estaban de acuerdo en seguir con los sabbat, El mago de Oz, Merlin y Hatta, que años más tarde sería conocido como el sombrero loco; ellos estaban artos de aquellas practicas sin embargo para acceder a la magia era requisito indispensable formar parte de un aquelarre por 7 años independientemente de la forma en que utilicen su magia; ese era el último año de Merlin, en cambio a Oz y Hatta les restaban tres años más.

Mientras se daba el sermón, Garpel no dejaba de ver de reojo a Mathiz pues el sabía lo que pasaría al finalizar esa noche del sabbat, estaba nervioso y ansioso, solo quería que al fin llegará la hora de tomar ese cuerpo delgado.

Después de recitar los textos por más de una hora llegó el momento de entregar las ofrendas. Las brujas, magos y hechiceros debían ofrecer al fuego de la hoguera algún tributo sea alimento, joyas, animales o cualquier objeto de valor para ellos, al hacerlo tenían que recitar una alabanza mientras el fuego consumía la ofrenda, la primera en pasar fue Úrsula quién lanzó a la hoguera una docena de perlas de tamaño de una ciruela las cuáles tenían un color peculiar entre azuladas y rojizas.

- Ofrezco estás perlas cultivadas por mi, fueron hechas con arena del desierto y con ostras del mar negro. - Lanzó la docena de perlas a la hoguera y luego grito al ver el fuego avivarse. - Hāʻawi wau i kēia hoʻokupu i nā kai ʻehiku, e hoʻomaikaʻi mai iaʻu i kou ikaika e hana i koʻu makemake*

Después pasó Grimhilde.

- Ofrezco estás manzanas cultivadas por mi, el árbol fue regado con agua sagrada de un manantial. - Lanzó trece manzanas a la hoguera, las cuales eran perfectas, tenían un color rojo tan vivo y brillante que parecían ser manzanas de cera, luego ella recitó. - Jeg tilbyder dig disse smukke og perfekte æbler, så deres skønhed kan blive givet til mig**

Y así pasaron todos hasta que llegó el turno de Mathiz, ella se paró frente a la hoguera pero no llevaba nada en las manos, todos se quedaron en silencio observándola, todos incluidos un par de ojos oculto entre los arbustos.

Marack había llegado justo en el momento en que empezaron a ofrecer las ofrendas, el nunca antes había presenciado un sabbat por lo que algunas cosas le resultaban inquietantes.

Miró a Mathiz, el fuego de la hoguera resaltaba el color de su caperuza, su cabello comenzó a alborotarse, sus ojos se tornaron negros, eso exaltó a los presentes puedes nunca antes la habían visto así.

- "Pero que cosa?"

- "Eso no es normal, ni siquiera para nosotros"

- "Vaya, vaya, así que esa mocosa es especial"

- "Será por ello que Eliska la acogió?"

- "Como es posible que le suceda eso a Mathiz?"

- "Es más increíble de lo que creí"

Eran algunos de los pensamientos de los que presenciaban ese cambio en la joven.
Mathiz se acercó un poco más a la hoguera, coloco sus manos en su pecho y susurro casi imperceptible para todos, excepto para Marack quién podía escucharla perfectamente.

- Te comparto el fuego que mi madre me otorgó como protección. - De su pecho saco una pequeña flama que sostuvo en su palma, y luego alzo la voz. - Cymerwch y tân hwn, ffaniwch ef a gwnewch iddo fy amddiffyn***

Mathiz lanzo la llama a la hoguera, haciendo que está creciera de un solo golpe, el fuego se transformó un par de segundos en color negro, luego regresó así color natural, Eliska admiraba con asombro lo sucedido.

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