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Hielo, patines y pasión.
Eso era lo que más amaba en la vida dos chicos muy diferentes, dos personas que aman patinar sobre hielo, tienen real pasión por lo que hacen.
Uno ama el patinaje artístico.
Otro ama el hockey.
Sin embargo, un accid...
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(Narrador Omnisciente)
El sonido ensordecedor de el público gritando el nombre de sus patinadores favoritos era abrumador.
Los presentadores anunciando los minutos restantes para el gran inicio de aquel tan esperado campeonato internacional.
Los patinadores de diferentes países muriéndose de nervios tras vestidores. Dos o hasta tres participantes de cada país estaba que se mordía las uñas desesperadamente por el momento esperado.
Unos otros calentando y tratando de calmarse, mientras otros esperaban ansiosos el inicio. Esto último era el estado actual de Jimin, quien intentaba calmar sus nervios y relajarse, mientras Taehyung no paraba de dar vueltas en el mismo lugar, logrando marear a Seokjin con sus constantes movimientos, quien comía unas frituras por también sentir los nervios, adjuntándolo a su avanzado embarazo de casi ocho meses.
Jimin se mantenía con sus ojos cerrados, tomaba aire y luego lo expulsaba tranquilamente. Aún cuando podía escuchar los constantes movimientos de su mejor amigo y las quejas de Jin porque se mantenga quieto, Jimin no prestaba atención, su mente había viajado a viejos recuerdos.
El Omega recordaba perfectamente la última vez que patino frente a miles de personas y un grupo de jueces. El rubio sonrió tan imperceptible al recordar cómo sus padres lo animaron ese día, como deseaban que su pequeño Minnie ganará el oro en un campeonato internacional por primera vez.
Jimin se preguntó muchas veces. ¿Por qué justamente en ese día tan importante para él, sus padres tuvieron que atender un asunto laboral?
Tanto sus padres como él, habían esperado mucho por ese día. Se habían preparado muy bien, su coreografía fue perfecta, sus entrenamientos eran constantes. Nunca fallaba y cuando lo hacía, sus padres lo animaban a mejorar y seguir adelante. Jimin nunca olvidará la forma tan horrible en que se enteró de la muerte de los seres que más amaba.
El Omega nunca en su vida podrá superar al 100% como justo cinco minutos antes de que su turno llegará, recibió aquella noticia tan devastadora y aunque ganó aquella medalla e hizo la coreografía más espectacular de todas, no fue lo que espero el menor.
Ahora, casi tres años después volverá a enfrentar a un público, un jurado y una coreografía perfectamente elaborada dentro de una pista de hielo como el inigualable Park Jimin, el Omega al cual el público ha deseado ver de vuelta por mucho tiempo.
Claro que el rubio Omega se siente orgulloso de si mismo, le alegra saber que las personas lo han recibido con los brazos abiertos y anticipan su participación. Pero eso no quita que sienta un poco de nervios al regresar de aquella forma en un campeonato tan grande como lo es el internacional.
El Omega se prometió que está vez daría todo lo mejor de sí mismo, por su Alfa y por él mismo. Daría su máximo aún si no llegase a ganar aquella medalla, Jimin está seguro que se sentirá completo una vez terminé su coreografía y podrá ser el mismo Park Jimin de antes, el apasionado por el patinaje artístico sobre hielo.
