Cuando por fin las clases terminaron nos íbamos a acercar a casa de Trunks para poder jugar un rato, o bueno, ese era el pretexto, en realidad se pondrían los ridículos disfraces y estarían vigilando la ciudad. Me quedé mirándolos desde la azotea de un edificio mientras ellos hacían su trabajo, era bastante entretenido de ver.
Una vez que terminaron de recorrer las calles durante una hora volando volvimos a casa en la nube voladora. Goten estaba tumbado en la nube mientras descansaba después del patrullaje.
Cuando ellos terminaron volvieron a donde me encontraba y se cambiaron la ropa corriendo delante mía, me sonrojé mientras veía como se cambiaban rápidamente, sabía que Goten era mi hermano pero aún no me acostumbro a ciertas cosas, pero Trunks no es mi hermano...
Aquello fue demasiado vergonzoso, después de haberlos visto les tiré las carteras al rostro, estos estaban extrañados hasta que se dieron cuenta del por qué actué de esa manera.
— Oye Goi-chan. —
— Dime Goten. — Dije mientras posaba mi mirada en él.
— ¿Que tal tu primer día? — Dijo mientras se incorporaba de nuevo.
— Ha sido mejor de lo que esperaba, todos parecen muy amables. — Dije mientras sonreía.
— Mañana no hay clase ya que es sábado y festivo por lo que... ¡Podremos ir de aventura! — Dijo mientras sonreía.
— ¿De aventura? Creo que va a ser algo imposible, papá quería ayudarme a entrenar para poder volar. Además si todo lo que me contasteis es verdad significa que debo empezar a entrenar. — Le mostré una sonrisa sincera.
— Ya veo, pero después de entrenar podemos ir a recorrer toda la montaña Paoz. — Dijo mientras me abrazaba.
— ... — Estaba nerviosa por la cercanía de Goten. Sabía que era mi hermano y lo sentía así pero solo llevábamos cuatro o cinco días conociéndonos, era algo incómodo todavía.
Las horas pasaron, ya era de noche. Desde mi ventana podía ver las estrellas brillar mejor que en la ciudad. Para poder disfrutar mejor de ellas terminé rápidamente mi tarea y salí de mi habitación para poder divisarlas.
Estaba tumbada en el césped mientras veía las estrellas, el saber que soy mitad extraterrestre era algo inusual.
La brisa era bastante fresca, mi pelo se mecía a pesar de que estaba tumbada en el césped. De repente oí los pasos de alguien acercándose a mi, vi como mi padre se acercaba a mi y se agachaba a mi lado.
— ¿Qué haces tan tarde por aquí? — dijo mientras sonreía.
— Mirando las estrellas. En la ciudad apenas se pueden ver así que cuando iba al bosque podía verlas mejor, pero desde aquí se ven mucho mejor que incluso en el bosque, me gusta. — Me reincorporé mientras él se sentaba a mi lado.
— Yo solía mirar las estrellas de pequeño también. Solía pensar que de alguna manera hablar con ellas era como hablar con mi abuelito. — Este sonreía mientras recordaba su niñez.
— Papá ¿podemos dar una vuelta nocturna? — Dije mientras le agarraba el brazo.
— ¿Una vuelta? — Se quedó pensativo pero rápidamente aceptó. Los dos nos pusimos de pie, este me tomó en brazos y seguido empezó a despegar.
A pesar de que no se podía ver nada por la oscuridad de la noche la luz de la Luna y de las estrellas podían guiarnos un poco. Aunque realmente los dos estábamos cegados, de repente sentí los músculos de mi padre endurecerse por unos instantes. Cuando quise darme cuenta mi padre estaba brillando, su cabello se había vuelto rubio y sus ojos azules...
Así que esto es a lo que llaman super saiyajin... ¿Yo también podré hacer eso? Ahora gracias a que era una linterna volante. Al llegar a una montaña pudimos ver las estrellas, se veían hermosas, incluso pudimos ver alguna estrella fugaz pasar.
— Papá, mañana... ¿Empezaremos con el entrenamiento, no? — Dije mientras me sentaba en el suelo.
— Si, así es. — Este se sentó a mi lado.
— Espero que seas paciente conmigo, nunca he entrenado. Siempre he sido como más ágil y veloz que muchos conocidos míos pero... Nada fuera del otro mundo. — Dije mientras me encogía en mi sitio.
— Tranquila, puedo hacer que tengas un entrenamiento parecido al que yo tuve con el maestro Roshi, además de enseñarte como defenderte y atacar. — Al escuchar eso me tranquilicé un poco pues ya me hacía alguna idea de como sería el entrenamiento, y más si me iba a poner el entrenamiento que le ponía a él cuando era pequeño...
O eso era lo que yo creía, llevaba puesta ropa que pesaba 5 kilos cada prenda, los zapatos, las muñequeras y la camisa. Íbamos corriendo por las montañas con aquellas prendas de ropa puestas, mi padre que llevaba incluso más de una tonelada encima puesto parecía estar como si nada...
El entrenamiento empezó justo cuando el sol aún no había salido pero el cielo ya dejaba de estar oscuro, terminó cuando faltaban 30 minutos antes de la comida del medio día, el desayuno fue los frutos que nos íbamos encontrando por el camino.
Al llegar a casa estaba empapada en sudor, Goten y mi madre me veían sorprendidos, en cambio mi padre el cual estaba también algo sudado por el entrenamiento ya que habíamos corrido, saltado, escalado, nadado... Sin que me dijeran algo, fui con lo que me quedaba de energía hasta el baño de mi habitación, allí me quité toda la ropa a duras penas ya que estaba tan cansada que no podía ni mover a penas los músculos.
Cuando conseguí quitarme la ropa, mientras que el agua salía para poder llenar la bañera (tina), fui a tomar sales de baño en forma de esferas tiré una de color azul y seguido esperé a que terminara de llenarse la bañera. Una vez llenada fui a la ducha y me duché rápidamente para poder relajar mis músculos en el agua de la bañera.
Al parecer iba a necesitar muchas sales de baño para poder relajarme a partir de hoy, después de casi 30 minutos, salí de la bañera y me vestí con algo cómodo. Dejé mi cabello mojado agarrado con una pinza y seguido bajé a comer, mi padre estaba hablando con Goten y con mi madre, al parecer él se había dado una ducha más rápida.
ESTÁS LEYENDO
Seiya
FanfictionNuestra prota Seiya sabía que era diferente pero no sabía que iba a ser tanto.