Capítulo 30

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Me acerqué junto con Rei a un Trunks bastante concentrado, cuando puse mi mano en su hombro este se sorprendió tanto que casi grita, de no ser por que le tapé la boca este lo hubiera hecho.

 — Goiri me has dado un susto de muerte... ¡¿Qué haces aquí?! — Dijo extrañado mientras se reincorporaba.

— Rei me había citado hoy para hablar, estábamos dando una vuelta hasta que te hemos visto. ¿Qué haces? — Me asomé a mirar lo que él estaba viendo, este se alteró un poco y se avergonzó al ver mi rostro cambiar de gesto. — Ya veo el motivo, pero ¿Qué haces aquí parado? ¿Por qué no vas y hablas con ella? —

— No me atrevo... —

— ... — Rei se quedó extrañado por la situación en la que nos encontrábamos.

— Es rarito que te quedes viéndola desde aquí. — Dije mientras suspiraba. — Si ella te llegara ver se quedaría horrorizada, el solo pensar que la estas observando desde aquí, en vez de acercarte a hablarle... Pensará que eres un acosador. — Al decir esto él se quedó con la boca abierta, se había quedado en blanco.

— A-A-co... ¿Acosador? —

— Bueno nosotros nos tenemos que ir. — Rei me agarró del brazo.  — Buena suerte.

Me quedé extrañada ante el comportamiento de Rei, dejamos a Trunks pálido en aquella esquina y nosotros seguimos el camino por la calle.

— ¿A qué a venido eso? — Dije extrañada ante su repentina actitud.

— Es que no quería perder el tiempo contigo. Cuando por fin aceptas poder hablar conmigo y estar un rato... No quería desperdiciarlo. — Dijo mientras hacía una mueca.

— ... No tenías por qué decir eso. Después de todo solo iba a empujar a Trunks para que se acercara a ella y luego irme. — Dije mientras suspiraba.

— Aún así. —

Seguimos dando vueltas y hablando un poco, cuando la noche cayó me despedí de él y me fui volando ante su cara, la cual ya parecía haberse acostumbrado a verme volar. Durante el vuelo me quedé pensando en lo sucedido hoy, mi mente se encontraba bastante confusa. Durante el vuelo mi padre apareció a mi lado, al parecer había ido a casa de Bulma por pedido de ella para que le ayudara junto con el señor Vegetta en algún asunto.

— Veo que ya te has adaptado bastante en volar. — Se dio cuenta que ya no entrecerraba los ojos a la hora de volar rápido.

— Si, después de todo voy y vengo a la escuela volando todos los días. — dije mientras le sonreía.

Durante el camino a casa me apoyé en mi padre ya que estaba algo cansada. Los dos sonreíamos pero de repente mi padre quiso diversión.

Me sujetó y empezó a volar más rápido, piruetas, giros, viajes submarinos, volar entre las nubes.

Estaba tiritando del frio ya que si no se hubiera metido en el agua no tendría tanto frío y mucho menos mojada.

Al llegar a casa mi madre nada más vernos nos estuvo regañando hasta que culpé a mi padre por lo sucedido. En cuanto ella escuchó estuvo regañándolo por horas, él estaba sentado en el suelo de rodillas mientras que escuchaba a mi madre.

Aproveché todo para escapar de allí y bañarme para poder agarrar calor. En cuanto salí de la ducha Goten se quedaba mirando a la entrada pues aún seguían los regaños de nuestra madre, en cuanto me acerqué a él me estuvo preguntando el qué había ocurrido.

En cuanto le conté todo este pareció entender lo sucedido.

— Mamá tengo hambre. ¿Está ya la cena? — Espero que papá se de cuenta de que lo estoy ayudando a pesar que se lo había ganado.

— Ah, es cierto. Se me había pasado ya de tanto regañar a vuestro padre. — Dijo mientras nos miraba a los dos.

Mi padre me miró y yo reí mientras que nuestra madre iba de nuevo a la cocina. Los tres nos sentamos en la mesa mientras esperábamos. Cuando todo terminó los tres nos pusimos a comer.

Había sido un día largo, bastante diría yo, me fui a dormir temprano ya que estaba agotada. En cuanto me tumbé me quedé dormida...

A la mañana siguiente cuando era hora de despertar sentí mi cuerpo pesado, cuando salí de la cama sentí que me tambaleaba, me acerqué a la puerta de mi habitación y me asomé al pasillo.

Goten que acababa de salir de su habitación me miró extrañado, se acercó a mi y puso su mano en mi frente.

— Estás ardiendo Goiri, deberías quedarte durmiendo. Yo avisaré a los profesores. — Dijo mientras me empujaba por los hombros para llegar de nuevo a la cama.

— Dile a mamá. — Dije antes de meterme de nuevo.

— Le diré, tú quédate descansando. —

En cuanto mi hermano le contó a mi madre sobre mi situación, corrió hacia arriba para saber mi situación. Me estuvo tomando la fiebre, en cuanto verificó que realmente tenía fiebre alta me prohibió salir de la cama.

Me trajo el desayuno a la cama y pastillas para el resfriado. En cuanto se aseguró que había desayunado me dejó allí tranquila.

Me quedé dormida de nuevo después de haber desayunado, sentía mi cuerpo agotado. Cuando volví a despertarme mi teléfono estaba lleno de mensajes de mis compañeros de clase diciendo que me recuperara, sobre todo había mensajes de Tatsuya el cual había enviado 30 audios y 40 mensajes.

Le respondí a todos y después me levanté de la cama no sin antes agarrar algo para cubrirme. En cuanto bajé vi a mi madre cocinando mientras que mi padre acababa de llegar de trabajar en el campo.

— ¿Cómo te encuentras? — Dijo al verme de pie.

— Todavía me siento agotada. — Dije mientras me sentaba en el sofá con él.

— No deberías haber salido de la cama. — Dijo mientras volvía a comprobar mi fiebre.

— Me encuentro mejor que en la mañana. — Dije mientras me apoyaba en mi padre.

— Bien pero no te esfuerces. — Dijo mientras acariciaba mi cabeza. — Y tú. — Señaló a mi padre el cual se puso rígido en un segundo por la mirada y el tono de mi madre. — No vuelvas a hacer aquello, ¿Entendiste Goku? Por hacer el tanto tu hija se enfermó... Hazte responsable. — Él agitó fuertemente la cabeza, realmente mi madre intimidaba bastante.

— ¡Si, entendido! —

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Después de este descanso que he tomado retomaré la novela, que pronto terminará.

La siguiente novela será de Mairimashita iruma kun (fem).

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