Capítulo 27

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Durante nuestra estancia en el norte todos los del pueblo nos estuvieron contando sobre aquellas personas que habían llegado al pueblo para robarles básicamente. El que yo, la hija del pequeño héroe que destruyo a la patrulla roja y los salvó hace unos años haya llegado hasta aquí si que ha sido el destino, o simplemente casualidad.

— Es una gran bendición que te encuentres con nosotros Goiri. Pero es muy probable que vuelvan, además su líder es alguien bastante fuerte. — Dijo una mujer de cabellos naranja.

— No te preocupes, no creo que sea tan fuerte como dicen. Además mi padre me ha estado entrenando duro. — Todos ellos al oírme decir aquellas palabras sonrieron con la esperanza de volver a ser salvados, anteriormente por mi padre y ahora por mi.

Mi novio ya se había acostumbrado a este estilo de vida mío, simplemente suspiró y me sonrió sin que yo me diera cuenta de que lo estuviera haciendo. Después de un rato de charla cada aldeano volvió a su hogar esperando que la cosa no se caldeara más o que por lo menos que si se caldeaba que yo pudiera contra esos tipos.

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Aquella misma noche, mientras dormíamos, empezamos a oír bastante ruido. Tatsuya se asomó por la ventana para cerciorarse de quienes eran los que provocaban aquello... Y efectivamente eran aquellos ladrones. 

Al ver que todos los vecinos salían a la puerta de su casa supuse que quisieron hacer de nuevo la recaudación a estas horas de la noche, solo para molestar, pero el caso es que el jefe de aquellos tipos se encontraban esta vez con ellos cerciorándose de que el dinero estaba siendo recaudado.

— Voy a ir. — Dije mientras apretaba el puño mientras veía aquellas escenas.

— Te esperaré aquí, ten cuidado. — Dijo no sin antes darme un beso en la mejilla.

— ¡Ah! Si claro... — Aquél beso me tomó por desprevenida por unos segundos, después me puse de nuevo mi ropa y bajé a la calle para pelear. 

En cuanto algunos de los subordinados me reconocieron se lo informaron a su jefe rápidamente. Este al verme parecía extrañado pues... ¿Cómo es que una adolescente los ha dejado tan mal, hasta el punto de que ellos le teman?

— Así que tu eras la mocosa de la que mis hombres hablaban... No pareces la gran cosa. — Dijo mientras desenfundaba su arma.

— Bueno las apariencias engañan, en cambio mi descripción para ti es que eres más listo que estos tontos pero la fuerza, aunque tengas músculos y todo eso... Eres muy poca cosa. — Dije mientras sonreía.

Todos sus hombres se pusieron blancos por lo que le dije a su jefe, el jefe que había quedado de piedra al escuchar todo aquello parecía molesto. Este me apunto con la pistola que ya tenía en mano, cuando disparó solo atrapé la bala, en cuanto la atrapé se la mostré mientras le sonreía.

— ¿Eso es todo jefito? — Tiré la bala para seguir atrapando las que me disparaba, pero no le funcionaba. — ¿Te rindes? Me estoy aburriendo. — Dije mientras bostezaba.

— Maldita... ¡¿Quien eres?! — Parecía molesto aquél tipo, que pena por que todo lo que tiene de guapo lo tiene de antipático y gruñón.

— Yo... Digamos que soy una guerrera. — En ese momento ante todo el mundo me transformé en super saiyajin, todos se sorprendieron pues un aura amarilla me rodeaba, mi pelo y mis ojos cambiaron de color y además podían sentir una gran presión sobre ellos. 

— Es una de esos tipos que pueden cambiar su cabello de color... — Aquellas palabras me tomó por sorpresa pero supuse que si alguien sabía de esto era por mi familia en el pasado.

— ¿Estas listo? — Me puse en posición y en el momento que fui hacia él este ni siquiera lo vio venir. Del golpe acabó varios de miles de metros hacia adelante, con decir que incluso atravesó una montaña... — ¿Ustedes también quieren? — Todos ellos se iban a ir corriendo pero fui corriendo delante de ellos y los detuve. — Como volváis a este lugar no seré tan piadosa. — Le arrebaté la bolsa con el dinero a uno de ellos y seguido los dejé escapar.

En cuanto salieron de allí con el pantalón mojado deshice mi transformación, al momento de girarme para devolverle todo el dinero a los pueblerinos todos ellos me miraban sorprendidos.

— Mi padre también puede hacer esto... ¿No lo sabíais? — Dije extrañada.

— ¡¿Qué Goku también puede?! — Dijo aquella mujer de cabellos naranjas.

— ¡Eso significa que mi amigo Goku era uno de los adversarios de aquél enemigo llamado Cell! Después de todo aquellas personas que podían cambiar su cabello de color aparecieron por primera vez pantalla por la pelea de Cell... — Todos me miraban de manera impaciente.

— Si... Mi padre era uno de ellos, el del traje naranja. — Saqué mi teléfono y mostré una foto de mi padre sin la transformación y con la transformación.

— Si, definitivamente es Goku... Eso significa que Goku es alguien increíblemente fuerte. — Dijo mientras sonreía Octavio.

— ¿Quieres verlo Octavio? Mi padre tiene mala memoria pero si le recuerdas quien eres de seguro que le hará muy feliz poder volver a verte. —

— ¿Tú crees? Pero a estas horas... — Era todavía de madrugada pero, faltaba una hora para que saliera el sol.

— No importa, el suele entrenar temprano. — Y así fue como llamé a mi padre por teléfono, en cuanto llegó se abrazó los brazos por el frío. — Buenos días. —

— Buenos días hija mía... ¿Por qué te encuentras ahora en un lugar tan frío, podías haberme avisado antes. — Dijo mientras se abrazaba así mismo.

— ¡Goku! —

— ¡Goku! —

Varias personas empezaron a llamarlo, este se dio la vuelta y los miró algo extrañado.

— Hacía mucho tiempo que no te veíamos mi amigo Goku. — Dijo Octavio. Mi padre parecía algo perdido tal y como supuse. — Soy yo, Octavio. —

— ¡¿OCTAVIO?! ¡Eres aquél robot que conocí cuando era un niño! — Este se acercó corriendo a abrazar a mi padre el cual gustoso aceptó su abrazo.

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