IV - Luna Llena

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La noche ha caído y Áine está ansiosa por contarle al lobo del bosque todo lo sucedido un día anterior

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La noche ha caído y Áine está ansiosa por contarle al lobo del bosque todo lo sucedido un día anterior.

Llega hasta el puente donde se suelen encontrar cada noche pero no hay señal de él. La chica se recarga en el barandal de madera y suspira, tratando de no pensar en que algo malo le pudo haber sucedido.

Desde el primer día, nunca han dejado de verse. No es normal esa ausencia.

El crujido de una rama la hace voltear hacia el otro extremo del puente y ve a Eddie, caminando hacia ella con las manos metidas en los bolsillos de su chamarra.

—Hey ¿Qué haces aquí? —pregunta extrañada.

—Vine a dar un paseo por el bosque y casualmente te ví —le sonríe— ¿Esperas a alguien?

—No, claro que no —rie nerviosa.

—Y ¿Para quién es eso? —señala un pequeño plato en las manos de Áine.

Ella había comprado un poco de estofado en el festival para regalarle al lobo y ahora tendría que explicarlo.

—Esto, esto es... —tartamudea—. Era para un amigo pero no lo encontré.

—Entonces si esperabas a alguien —se recarga en el barandal junto a ella.

—No, sólo estoy... —piensa por un momento que el decirle que espera a un lobo para hablar con él sonaría de lo más extraño—. Sólo vine a pasar el rato.

—¿Puedo pasar el rato contigo? —la mira a los ojos y después baja la vista hasta sus labios.

—Si, claro —murmura ella.

Los dos se miran en silencio.

Él se siente afortunado de estar frente a ella en su forma humana, quiere decirle todo lo que no ha podido pero al ver sus ojos, las palabras desaparecen de su boca.

Ella aún está preocupada por el lobo pero su corazón se acelera al pensar que de nuevo pasará tiempo con Eddie, ese mismo chico que no la dejó dormir una noche anterior por no salir de sus pensamientos.

—¿Quieres caminar un poco? —pregunta él.

—Si, por supuesto —le sonríe. Echa un último vistazo al bosque en busca del lobo pero finalmente se resigna a no verlo esa noche. Quita la servilleta que cubre el plato y lo pone al pie del puente.

Eddie no puede evitar sonreír ante el gesto de Áine. Le hubiera gustado ser lobo esa noche pero debe aprovechar su último día como humano.

—Conozco un lindo lugar —menciona el chico.

—¿A sí? ¿Dónde?

—En la montaña ¿Quieres ir?

—En la montaña ¿Quieres ir?

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El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora