V - Amantes

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Áine ha puesto la mesa mientras su tío prepara el desayuno

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Áine ha puesto la mesa mientras su tío prepara el desayuno. Ninguno de los dos habla porque el pequeño radio junto a la mesa lo hace por ellos.

El grupo musulmán Muhammadiyah ha proclamado que la exterminación de los miembros del Partido Comunista de Indonesia constituye una guerra sagrada —informa el locutor de radio—. Ante esto, muchos jóvenes han asumido que asesinar comunistas es su deber religioso.

Cedrick apaga abruptamente el radio y se queda un momento sin moverse con una cuchara de madera en la mano. Áine se detiene junto a la mesa y observa a su tío.

—Primero los revuelos de Luther King en América y ahora esto —resopla el hombre.

—¿Crees que se desate una guerra? —pregunta ella— La tercera guerra mundial.

—Espero que no —suspira.

Se sientan en cada extremo de la mesa y empiezan a comer en silencio. Cedrick se plantea la posibilidad de una guerra, mientras Áine está realmente más preocupada por volver a ver a Eddie que en conflictos políticos.

—Más tarde iré al pueblo a comprar la despensa ¿Quieres ir? —pregunta él.

—Suena bien —responde la chica sin dejar de comer.

🌕

La chica ha llegado bastante temprano al puente. Nota que el plato de comida que dejó para el lobo ya no está y sonríe.

El sol aún no se ha ocultado y eso le permite leer un poco. Lleva con ella el libro de El Quijote. Lo ha comprado esa tarde al acompañar a Cedrick al pueblo, es un libro que ya leyó de pequeña pero ahora encontró una versión con ilustraciones.

Lee un poco antes de sentir la presencia del lobo junto a ella.

—¡Cielos! Me asustaste —exclama al cerrar el libro— ¡Te extrañé ayer! Creí que algo te había sucedido.

El lobo se sienta a su lado y la observa con nostalgia.

—Tengo muchas cosas que contarte —le sonríe mientras el lobo se echa a su lado y recarga el hocico en sus piernas— ¡Conocí a un chico! —ríe con emoción—. Lo conocí en el Festival de la Seta, coincidimos por casualidad pero fue una de las coincidencias más hermosas de mi vida, tú eres otra de ellas.

Los ojos del lobo brillan al escucharla hablar.

—Ayer lo volví a encontrar aquí, justo cuando vine a buscarte —pone su mano en la cabeza del animal y lo acaricia lentamente— Fuimos hasta la montaña, vimos todo el pueblo desde ahí y me mostró unas setas con luminiscencia ¡Las hubieras visto! Eran hermosas —sonríe mirando a la nada por recordar aquello.

El lobo suspira deseando sonreírle. Después de tantos años decidió compartir su tiempo y sus conocimientos para darse cuenta que fue la decisión correcta, con la persona correcta.

El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora