XVI - La llave

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Cedrick se recarga en la mesa del comedor con una taza de café en la mano

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Cedrick se recarga en la mesa del comedor con una taza de café en la mano. Se frota la cara y suspira pesadamente. El cansancio se está apoderando de él. Los primeros rayos de luz se cuelan por las ventanas y eso le molesta en los ojos. Mira en dirección a la sala y aunque siente ganas de llorar camina hacia allá.

Áine sigue ahí.

Aún está sentada en el suelo con el cuerpo de Eddie en sus brazos.

—Hija, ya amaneció... Debemos hacer algo —susurra el hombre desde el marco de la puerta.

Ella abraza más fuerte al chico, continúa con la cabeza baja y la mirada perdida.

El cuerpo de Fergus está cerca de ellos pero Cedrick lo ha cubierto con una sábana.

A Eddie no le ha dejado que lo toque ni lo ha soltado en toda la noche. Con sus manos teñidas de sangre ha acariciado las mejillas del chico y ha pasado sus dedos por su cabello rizado una y otra vez sin pronunciar una sola palabra.

Cedrick se sienta frente a ella y toma su mano con delicadeza al hacerla soltar a Eddie.

—Cariño, entiendo lo difícil que es esto para ti —traga saliva intentando que las palabras no se queden atoradas en su garganta—. Sé que no hay nada que pueda decirte para que te sientas mejor y fallé en mi promesa de proteger a mi familia a toda costa —pone su otra mano en el pecho y su voz se quiebra—. Pero no podemos quedarnos aquí, debemos hacer algo...

Ella lo mira y vuelve a agachar la vista.

Cedrick intenta sujetar a Eddie pero ella lo detiene abruptamente.

—¡No! —habla finalmente. El hombre suelta el cuerpo del chico y levanta sus manos a modo de rendición—. Quiero saber cómo pasó todo esto —murmura.

Él mira hacia el techo y suspira de manera entrecortada al intentar recordar.

—Fergus llegó a la hora de la cena... Se veía muy feliz porque tú lo invitaste a comer con nosotros —se frota la mandíbula y habla con melancolía—. Trajo un puñado de flores del campo para decorar la mesa, ayudó a acomodar los platos y nos sentamos a esperar que llegaras. Me estaba contando lo bien que se sentía viviendo y trabajando aquí cuando tocaron la puerta. Creímos que eras tú pero cuando abrí la puerta vi a esa bestia infernal —se cubre los ojos y se toma un instante para pensar—. No buscaba a Eddie, te buscaba a ti

—¿Por qué dices eso? —balbucea.

—Llegó preguntando por ti, además si lo hubiera buscado a él, habría ido a su casa directamente —resopla para contener las lágrimas—. Fergus intentó protegerme pero ese malnacido acabó con él sin problemas, le desgarró el estómago y... —niega con cabeza y se cubre el rostro al empezar a llorar.

—Igual que a Eddie... —dice ella rompiendo en llanto junto con su tío. Lo abraza con una mano y con la otra sujeta a Eddie encima de sus piernas. Ambos se abrazan con el cuerpo sin vida del chico en medio de ellos.

—Hija, sé que esto no es fácil —insiste—, pero debemos hacer algo con los cuerpos... Si alguien se entera nos llevarán a prisión y jamás podremos explicar lo que realmente pasó —aclara su garganta y toma nuevamente la mano de ella—. Lamentablemente ninguno de los dos tiene familia que los reclame. Debemos sepultarlos y limpiar todo éste caos —mira a su alrededor y observa la alfombra junto con los sillones manchados de sangre.

Ella hace lo mismo. Por primera vez empieza a asimilar todo lo sucedido. Observa el cuerpo de Fergus y la sábana blanca cubriéndolo que se ha teñido de sangre.

—Podemos sepultarlos en el patio trasero, cerca del lago —sugiere Cedrick con vergüenza de lo que tiene que decir.

—De ninguna manera —responde Áine con firmeza. Mira Eddie en su regazo. Si no fuera por las manchas de sangre derramada escandalosamente en su ropa diría que está dormido. Se ve hermoso a pesar de la situación. Quita los cabellos de rostro y le da un tierno beso en la frente.

Cedrick vuelve a romper en llanto silenciosamente. A pesar de todos los problemas, le tenía mucho cariño a Eddie. Lo veía como a un hijo sólo por ser novio de Áine.

A Fergus tenía poco de conocerlo pero también lo quería bastante y llegó a pensar que podría ser el hijo que jamás tuvo.

Ahora Cedrick se ha quebrado en llanto después de intentar ser fuerte toda la noche y su sobrina que estuvo en crisis todo ese tiempo, parece recobrar la cordura y ser la mujer fuerte que siempre ha sido.

—Tú sepulta a Fergus mientras yo limpio la sangre de Eddie —ordena ella.

El hombre limpia sus lágrimas y presta atención. Áine abre lentamente el zipper de la chamarra del chico y busca en su cuello la llave que lleva siempre en su collar.

—Eddie no quedará olvidado bajo tierra como cualquier persona —anuncia con firmeza—. Él quedará junto con el resto de su familia.

 Él quedará junto con el resto de su familia

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⚜️𝕹𝖔𝖙𝖆 𝖉𝖊 𝖆𝖚𝖙𝖔𝖗𝖆⚜️

¡Hola, chicxs! ¿Cómo estan?

Me van a matar por preguntarles eso y sé que mentalmente quieren asesinarme por los hechos sucedidos en los últimos capítulos, lo entiendo. Pero paso a decirles que el siguiente capítulo es el último, estoy pensando en publicarlo ésta misma tarde junto con los datos extras.

¿Qué les parece?

Gracias por mantenerse aquí, leyendo comentando y votando❤️

Lxs quiero muchísimo❤️ (no me canso de decírselos)

El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora