Áine ha salido al bosque a mitad de la noche, en contra de las sugerencias de su tío, en la búsqueda del lobo con una lámpara en mano y una enorme preocupación en mente.
Ha pensado en buscar primero a Eddie para que le ayude a encontrarlo pero no tiene idea de dónde vive, lo único que sabe es que está cerca del bosque.
Finalmente prefiere ir sola, jugándose un albur por ver a quien encuentra primero, a Eddie o al lobo.
Camina por un largo tiempo. Llega hasta la montaña, a la roca donde Eddie le mostró el pueblo, y decide seguir más adelante.
Después de andar un rato se da cuenta que está llegando a terrenos que nunca ha explorado así que decide volver por temor a perderse.
🌕
El lobo se echa escondiendo su hocico entre las mantas y cierra los ojos intentando apagar un rato sus pensamientos. Sus ganas de levantarse se han ido junto con su apetito. Por la mañana ha atrapado un pequeño conejo y eso le ha servido para calmar su hambre de varios días pero no ha encontrado algo que le ayude con su mente inquieta.
Finalmente su respiración se calma poco a poco y empieza a quedarse dormido.
—¡Ayuda! —se escucha a la distancia.
Abre los ojos y levanta sus orejas para prestar atención.
—¡Ayuda, por favor! —se vuelve a escuchar con un grito ahogado.
Se pone de pie inmediatamente al reconocer de quién es la voz.
Sale corriendo de la casa y atravieza el bosque desenfrenadamente siguiendo los gritos de auxilio.
Al bajar una colina ve a Áine acorralada en un árbol con un hombre encapuchado alrededor de ella.
Se llena de coraje y trota hasta embestir al hombre con todas sus fuerzas para hacerlo caer al piso.
Áine sonríe en medio de la situación al volver a ver al lobo. Él se gira y la observa prestando atención en busca de alguna herida en ella.
—Estás aquí, pequeño —susurra la chica.
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El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔
Short StoryEn su regreso a Escocia, Áine espera encontrar un poco de calma. Contrario a ello, encuentra el amor de una manera tan peculiar que agita toda su vida. Termina enamorada de una criatura que ni en sus más recónditas pesadillas hubiera imaginado. Amb...